Leandro Zanoni es un periodista que administra habitualmente eBlog, un blog que se ocupa de “periodismo, cibercultura, publicidad, tecnología y medios” y dirige la compañía Tercer Click. Es conocido por su labor en medios digitales y nuevas tecnologías de la información: habitualmente aparece en diarios y revistas consultado por estos temas.
Lo que no es tan conocida es su pasión maradoniana. El primer libro de Zanoni es Vivir en los medios (Editorial Marea) en el que persigue una biografía de Diego Maradona a partir de las vivencias de los periodistas que le siguieron los pasos. El verdadero protagonista de la crónica no es el astro: es el periodismo que orbita a su alrededor.
En este junio que nos contagia el entusiasmo del Mundial, quisimos comenzar hablando de Maradona desde el perfil imprevisto que produjo Zanoni. Si algo parece imposible es decir algo nuevo sobre Maradona: parecería que Leandro Zanoni lo ha logrado.
-¿Qué te llevó a escribir Vivir en los medios? ¿Por qué la figura central de Maradona?
-Yo soy un hijo de México 86. Mi pasión por Maradona nació ahí, a los 10 años. Ganar un Mundial marca mucho a una persona de entre 10 y 25 años. Se intenta trivializar el fútbol, pero en realidad es una marca cultural. Si no hubiésemos ganado México 86 probablemente yo no hubiera escrito el libro, por ejemplo. No pienso la obra como algo que haya cambiado la historia de la humanidad, pero todo lo que aprendí, todo lo que logré con el libro no lo hubiese hecho simplemente si Maradona jugaba mal y no ganábamos. El libro iba a ser una biografía clásica, luego de tres años de investigación me di cuenta que era imposible llevar adelante un trabajo tan grande y tan abarcativo. Yo quería, con una obsesión imposible, relatar el día a día desde que su nacimiento hasta el momento de que el libro saliera a la calle. Quería hacer la biografía del minuto a minuto. Me la imaginaba como los cuatro tomos como la de Perón que hizo Félix Luna.
-Con Maradona da la impresión de que es posible: toda su vida está registrada.
-Sí, pero tenés que ir a hablar con la maestra de tercer grado, con los compañeros que tuvo en todos los equipos… Todos -todos- te dicen cosas impresionantes. Cuando pensé en hacer algo más cerrado, fijé naturalmente el corte en los medios porque son dos temas que me fascinan: la figura de Maradona y los medios. Daniel Arcucci, periodista de La Nación maradonólogo, me ayudó a encontrar el vínculo. Empecé a entrevistar a los periodistas y me empecé a interesar por lo que contaban de él. Hablaban de un lado B, de cosas que los periodistas no hablan. Entrevistan a Maradona en Nápoles, cuentan lo que dijo Maradona, pero no cuentan cómo llegaron a Maradona, qué tuvieron que hacer para llegar a él. Eso era muy rico. Yo fui a preguntarles cómo fue cubrir a Maradona en los mundiales, en su paso por los Cebollitas, por Argentinos Juniors, cuando estaba en la cárcel. En todos sus momentos. Los periodistas tienen muchas cosas para contar. Llegué a entrevistar a 50 periodistas y tuve que dejar afuera muchas cosas.
-¿Qué periodistas narran bien a Maradona?
-Daniel Arcucci se puso como desafío personal, y creo que hasta ahora lo logró, tener cerca a Diego y nunca traicionarse a sí mismo como periodista. El dice que nunca cruzó la delgada línea roja. Ezequiel Fernández Moores es otro que sin tener una relación cercana con Maradona lo tuvo a mano muchas veces. Gonzalo Bonadeo también. Juan José Panno, periodista de la generación anterior de El gráfico. Guillermo Blanco fue uno de los periodistas que más lo conoció a Diego en su primera época y después terminó siendo el jefe de prensa en Barcelona cuando estaba con Cisterpiller. Cada uno lo cuenta a su manera, entre ellos hay buenos relatos de Diego.
-¿Leíste Comediantes y Mártires de Sebreli?
-Sí: un desastre. Leí el capítulo que habla de Diego y pensé que si así era con Diego no valía la pena leer el de Evita o el del Che. ¡Se equivoca en datos! Sebreli tiene un libro anterior sobre fútbol [La era del fútbol] en el que ya le daba sin asco a Maradona. Diría que casi con resentimiento de clase. No lo criticaba bien. A este libro llegué con el prejuicio de saber que iba a defenestrar a Maradona. Una vez Diego Bonadeo lo mató a Sebreli diciendo que hasta se confundía las canchas de Atlanta y Huracán. Es difícil hablar de Maradona sin saber de fútbol, como es el caso de Sebreli. Me parece que Sebreli lo hace para la tribuna, está en línea con la frase de Feinmann cuando dice que cualquier boludo tiene un blog. Es muy fácil criticar a Maradona, ¿pero cuál es el riesgo de criticar lo que ya se le critica? Criticale algo original, nuevo. Me parece poco, no me llega esa crítica. Siempre se lo ataca desde el lado personal.
-¿Se puede separar lo personal de lo profesional en Maradona?
-Si nos va mal en el mundial se lo va a criticar futbolísticamente. No sé si se puede separar, pero, por ejemplo, ¿sabemos cómo es la vida de Francescoli para meternos con sus hijos? Está bien: Maradona siempre aceptó el juego de mostrar su intimidad. Pero yo no escucho muchas críticas a Scioli porque reconoció su hija recién cuando ella tenía 15 años. Scioli fue vicepresidente y ahora es gobernador. Hay diputados o senadores con hijos extramatrimoniales no reconocidos. Pero con Maradona salta todo el mundo. Y sobre la droga, ya en el ‘95 él dijo en la revista Gente “fui, soy, seré drogadicto” pensando que no lo iban a molestar mal. Pero, bueno, no pasó.
-En cada Mundial Argentina tuvo su chivo expiatorio: Ortega, Verón, Riquelme. ¿En este Mundial podría haber otro que no fuera Maradona?
-¡No! A Maradona es imposible obviarlo ni para bien ni para mal. Ni lo dudes. A él le encanta también. El siempre dijo “tengo la espalda para proteger a mis jugadores”, como un escudo. En ese sentido, si tengo que elegir las razones por las cuales yo le tengo fe al equipo es porque gracias a Maradona el equipo puede estar más descomprimido. Los jugadores no tienen tanta presión. Messi tiene la presión pero Maradona en el banco es un foco de atracción. En el ‘86, Maradona entraba a la cancha y todo el mundo lo miraba para ver si realmente iba a ser el número 1. Bilardo en el banco no representaba nada. Ahora tenés un banco atractivo para ver. Yo pondría una cámara que enfoque a Diego durante todo el mundial.
-¿Messi podrá ser el heredero de Maradona?
-Para el libro entrevisté a un jugador de Argentinos Juniors que jugó con Diego. Maradona, con 18 años, ya era el capitán del equipo. Tenía presencia, tenía autoridad. Argentinos Juniors jugaba amistosos en el interior del país entre semana para poder pagarle a Maradona. Allí iba Diego, pero antes de empezar el partido decía “no juego si mañana no hay televisores a color para todos los del equipo”. Lo hacía sin que el resto se lo pidiera. Este jugador me dijo que tuvo su primera televisión a color gracias a Maradona. Eso no lo tiene Messi. No es líder, se nota claramente. Tampoco le importa. Maradona va más allá del fútbol, Messi no.