Por Ana María Vara
Cerca del cierre del año Darwin, celebrado en todo el mundo al cumplirse los 200 años del nacimiento del científico inglés y los 150 de la publicación de El origen de las especies , una obra escrita en la Argentina logra hacer un resumen riguroso y ameno de las líneas de abordaje más ricas que se discuten en la actualidad.
Darwin 2.0. La teoría de la evolución en el siglo XXI es un excelente libro de periodismo científico, que se apoya en entrevistas con especialistas nacionales e internacionales. En el prólogo, Marcelino Cereijido, discípulo de Bernardo Houssay radicado en México, habla de un fondo de opacidad debido al "analfabetismo científico" de la sociedad argentina, contra el cual el libro de la periodista Valeria Román y el investigador Luis Cappozzo "relumbra como una gema y ayudará a generar una cultura compatible con la ciencia". Aun quien no comparta su diagnóstico, quedará impresionado por la contundencia de su recomendación: "No puedo imaginar un solo intelectual que pueda darse el lujo de no leerlo".
Los dieciséis capítulos admiten una lectura de conjunto o de uno en uno, como una serie de notas que aclaran malentendidos de amplia circulación. Los tres primeros sitúan la obra de Darwin en su contexto histórico. Contienen definiciones básicas, como la de la propia teoría de la evolución: "Las variaciones que hay entre las especies se deben a que la selección natural opera y hace que sobrevivan los individuos mejor adaptados sin la intervención de un agente externo. Así, el cambio es continuo. Nunca se frena. Ocurre al azar y no está dirigido".
Esas secciones iniciales también reseñan cuestiones como la cocreación de la teoría de la selección natural por parte de Alfred Russel Wallace. La síntesis entre la teoría de la evolución y la genética es el foco del capítulo cuatro, un relato imprescindible para avanzar en materias tales como el mito del "eslabón perdido", la supervivencia de los dinosaurios o la increíble capacidad de bacterias y piojos para resistir los embates de antibióticos y piojicidas. Las explicaciones son claras y precisas, a veces humorísticas, siempre ágiles. Los usos políticos de las ideas de Darwin -como el eslogan "la supervivencia del más apto", esgrimido para apoyar decisiones eugenésicas o el libre mercado- constituyen otro nudo de sentido que los autores van desatando.
Román y Capozzo muestran que Darwin está presente tanto en asuntos de la vida cotidiana como en debates de amplio alcance filosófico y político, y que familiarizarse con sus ideas es casi ineludible para comprender mucho de lo que nos pasa.