La vida sensible como una forma particular de relacionarse con el mundo a través de imágenes. A grandes rasgos, así podría definirse la tesis filosófica que Emanuele Coccia desarrolla a lo largo de las ciento cuarenta páginas de La vida sensible, el nuevo libro que reúne una serie de ensayos hilvanados por la pluma de este teórico y docente de la Universidad de Freiburg im Breisgau, en el sur de Alemania.
El trabajo está dividido en tres apartados: “De la vida sensible”, “Física de lo sensible” y “Antropología de los sensible”. Cada uno de ellos se compone de una serie de ensayos en los que Coccia desarrolla los distintos vértices de la teoría filosófica que esboza, en los que dispara gran cantidad de sentencias con aires de axioma, como la siguiente: “Sólo en la vida sensible se da mundo, y sólo como vida sensible somos en el mundo”. Así, el autor logra diseñar un aparato teórico que le permite delinear conceptos originales y discutir grandes directrices del pensamiento contemporáneo, como la concepción de la identificación o imagen de sí que aparece en los postulados de Jacques Lacan, o las nociones de cuerpo, sueño y vigilia de Ortega y Gasset. Aquí, Coccia no habla de “sujetos” o de “seres humanos”, sino principalmente del “animal humano”, como exponente complejo en relación a “lo sensible”. En este esquema, el “animal humano” genera con lo sensible “un comercio que no es sólo pasivo”. A su vez, el autor actualiza su análisis poniéndolo en relación con elementos de la vida posmoderna.
Si bien se trata de un libro sobre filosofía, por su estilo y por la densidad de amplios conceptos, no se trata de un texto difícil para aquellos lectores no especializados. Coccia logra un producto final accesible e incluso seductor para quienes buscan acercarse a debates actuales del campo filosófico.
Publicado el 29 de mayo de 2011 en el suplemento de Cultura del diario Perfil