La obra cumbre con la que Simone de Beauvoir inauguró -sin saberlo- la revolución feminista se reinscribe en el presente a 72 años de su publicación en "El segundo sexo en el Río de la Plata", un libro compilado por Mabel Bellucci y Mariana Smaldone donde desde miradas diversas se resignifica el análisis de la filósofa francesa sobre la situación de la mujer y los tipos de opresión para volver a instalar resonancias profundas que se entroncan con las conquistas recientes del feminismo como las leyes de acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo y la ESI.
El flamante texto, publicado por Marea, aborda diferentes dimensiones del pensamiento de Beauvoir, incluidas algunas críticas, y va mucho más allá de la relación de la filósofa con su pareja, el existencialista Jean Paul Sartre, al que se la asocia, desde un armado textual que recoge y vuelve a pensar "El segundo sexo" como libro fundante para el movimiento feminista y sus derivas actuales.
"El segundo sexo significó una embestida conceptual que, con sus frases e ideas ´no se nace mujer: se llega serlo´ y ´ningún destino anatómico determina nuestra sexualidad´, entre muchos otros lemas como banderas. Su exposición y análisis del sistema patriarcal y heterosexual llevó a pensar distinto y nos sigue convocando", afirma Smaldone en diálogo con Télam.
La pensadora francesa publicó su ensayo en el París de 1949 "y a pesar de que Argentina fue el primer país de América Latina y el Caribe en lanzarse a traducirlo al castellano en 1954", hubo que esperar varias décadas para que se publicasen lecturas locales sobre ´El segundo sexo´". El libro "Simone de Beauvoir: Las encrucijadas de 'El otro sexo'", editado en 2010, es el único antecedente de esta selección actual que demandó "una tarea intensa de recopilación, revisión y catalogación de materiales producidos desde fines de la década del noventa en adelante", lo que representa una "obra innovadora", señala Bellucci.
"La figura de Simone de Beauvoir, su obra literario-filosófica y su figura pública como una intelectual comprometida, hace décadas que es indispensable para pensar y desentrañar la situación de violencia y de opresión que vivimos las mujeres, así como las disidencias sexo-generizadas históricamente", destaca por su parte Smaldone.
El nuevo volumen reflexiona sobre de Beauvoir (1908-1986) en base a tres jornadas conmemorativas, dos realizadas en Buenos Aires y la tercera en Montevideo al cumplirse los 50 y 70 años, respectivamente, de la primera publicación en francés, además de incluir el prólogo de la reedición castellana del libro de 1999, de la escritora María Moreno.
También articula posturas diversas sobre la obra con "materiales inéditos o poco difundidos" del cincuentenario, lo que determina una amplia de variedad de intervenciones, ponencias y artículos como los presentados en la Jornada de Biblioteca Popular José Ingenieros y en las actuales Jornadas del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).
"Los textos abordan precisamente la filosofía de Beauvoir, así como los cruces con varios de sus escritos literarios y particularmente sus memorias", dice Smaldone. Y detalla: "Indagan en las manifestaciones culturales en Argentina y Uruguay, praxis políticas, feministas y para la lucha de los DDHH, conjuntamente con los aspectos de la recepción, traducción y las múltiples y diversas resignificaciones", entre ellas los análisis sobre la lectura realizada por la ensayista Judith Butler con "reinterpretaciones y actualizaciones críticas de la filosofía beauvoiriana", algo que "enciende el deseo de seguir leyéndola, o de leerla por primera vez", dice la especialista.
Según la investigadora, de Beauvoir se refiere a la opresión, exclusión y sufrimiento de las mujeres en sus textos. "En 'El segundo sexo' y la novela 'La invitada' (1943), habla de "la/s lesbiana/s o la/s bisexual/es con sus deseos y malestares sociales", dice, y acota que el pensamiento de la filósofa "posibilita tener una mirada retrospectiva acerca de qué es ´ser mujer´ en la historia (en los años 40 es la historia patriarcal), que sigue generando debates interdisciplinarios y activistas, y sobre todo es nodal para abrir otras perspectivas de pensamiento", incluso la de las teorías críticas.
"Simone fue, y sigue siendo, una escritora y filósofa ´faro´ (como lo expresa la escritora Nora Domínguez), una intelectual ´modelo´ y disruptiva para anteriores y nuevas generaciones", alguien que "en una época donde aún las ideas y la filosofía eran propiedad de los varones, revolucionó nuestro pensamiento y aún nos sigue interpelando", sostiene Smaldone.
Una de las cuestiones planteadas sobre el ensayo es que de Beauvoir no se consideraba feminista al momento de escribirlo, a lo cual la compiladora señala que la filósofa francesa "es crítica de las feministas coetáneas de los años cuarenta, especialmente las sufragistas porque observa que el horizonte de luchas de las mujeres no se agota al conseguir determinados derechos políticos y civiles, porque vivimos en un sistema patriarcal -en combinación con el capitalismo- que nos oprime". Por ello, "su crítica y la filosofía de ´El segundo sexo´ en general, hará de bisagra para la gesta de nuevo escenario y otras praxis de los feminismos", dice.
"'El segundo sexo' aún tiene vigencia porque desentraña el patriarcado, un sistema que convive con otros sistemas económico-políticos como el capitalismo y, también, el colonialismo", porque el libro habla sobre "la situación de opresión de nuestras abuelas o bisabuelas, de nuestrxs ancestrxs en diferentes latitudes geopolíticas, y nos sigue alertando frente al patriarcado y la heterosexualidad normativa", afirma Smaldone.
En cuanto a la importancia de hablar sobre esta obra, Bellucci manifiesta que "´El segundo sexo´ siguió siendo cabecera de la rebelión feminista y, por lo visto, no parece haber envejecido", algo que se plantea en el prólogo del libro, como el Coloquio Internacional de París en 1999 "con lo más granado del mundo intelectual de Europa, Estados Unidos, Canadá, América Latina, Europa del Este, Senegal, Nigeria, Japón e Irán".
"Podríamos decir que estamos frente a un fenómeno inusual en relación con generaciones anteriores: hay una juventud feminista, con todo lo que ello implica, diferente a la nuestra que estaba tan marcada por las izquierdas anticapitalistas, anticoloniales e internacionalistas", dice la activista, que además plantea como su deseo de que el libro "contacte" a estas generaciones con la obra de Beauvoir.
"El segundo sexo, desde su traducción y publicación en castellano en Argentina en 1954, contó con un público lector muy diverso, entre ellas feministas y militantes (comunistas o liberales) pero su resignificación más tangible puede verse a partir de los años 60 y 70", aunque algunas investigaciones "ponen de manifiesto lecturas y recepciones más tardías hacia los años 80 y 90", resume Smaldone.
"El libro se continúa leyendo y hasta 'descubriendo' por jóvenes generaciones y otras no tan jóvenes, también desde sectores no tanto intelectuales y sí populares y militantes o activistas", indica. La autora remarca que el trabajo conjunto con Bellucci busca "potencializar su lectura y estudio en diferentes niveles educativos" y relaciona como un éxito en Argentina "las leyes de acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo y la ESI, y la permanente apertura a los temas y cuestionamientos vinculados a la agenda feminista y de las disidencias sexo-generizadas".
Para calibrar el impacto del libro escrito en la posguerra europea tras la derrota del fascismo -cuyo ideario ha vuelto a estar en auge- en la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de reconstruir una sociedad diezmada, Bellucci rescata la contextualización que hizo el historiador Emilio Corbiére durante un ciclo celebrado en la Biblioteca Popular José Ingenieros en 1999 a propósito de los 50 años de su publicación.
La compiladora plantea entonces que marcada por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética a partir de 1947, Europa debía reconstruirse y Estados Unidos "emergió como modelo del capitalismo industrial" -como Estado de Bienestar que reconoció ciertos "derechos básicos" reclamados por movimientos obreros y feministas para frenar el avance del "comunismo"-, y en contraposición a la "consolidación de regímenes fascistas" del "período histórico" señala la Revolución Comunista China (1949) "que marcará un antes y un después".
Para comprender la relación entre los fascismos, Bellucci toma prestado un concepto de Ezequiel Adamovsky, quien sostiene que "el fascismo histórico fue un autoritarismo centrado en el fortalecimiento del estado y por ello enemigo del individualismo; era antiliberal y llegó a ser un poderosísimo movimiento de masas". En cambio -indica Bellucci- "lo que estamos viviendo hoy es un ´neoliberalismo autoritario´". Y arriesga: "Esta nueva derecha radicalizada compartiría con la anterior la barbarie y el autoritarismo violento".
Bellucci indica que el libro "recorre los temas y problemas cruciales de la obra literaria y filosófica de Simone y se centra en las recepciones, resignificaciones y también tensiones" generadas a partir de las lecturas gestadas "en nuestras latitudes al sur de América", a lo cual Smaldone acota que "leer o seguir leyendo la vasta obra literario-filosófica de Beauvoir es una magnífica y extensa fuente para seguir ampliando nuestros debates, desafíos y praxis feministas, disidentes y queer, y para seguir interpelándonos y revisando nuestras debilidades en vista de un amplio horizonte de transformaciones y revoluciones en marcha".
LA OBRA DE SIMONE DE BEAVOIR EN LOS FEMINISMOS LOCALES
Con la publicación de "El segundo sexo en el Río de la Plata" compilado por las investigadoras feministas Mabel Bellucci y Mariana Smaldone, surgen interrogantes sobre el feminismo en Argentina, desde la búsqueda de genealogías posibles a partir de las huellas del pensamiento de Simone de Beauvoir hasta la resignificación de su célebre "no se nace mujer, se llega a serlo" que postula la escritora francesa en "El segundo sexo" de 1949 y recoge el nuevo libro.
Bellucci explica que "no existe un solo feminismo, sino feminismos, en plural", como "un movimiento de movimientos, con una infinidad de corrientes en su interior" donde pueden darse desencuentros. Y a modo de ejemplo dice que "el feminismo queer viene a implosionar al sujetx políticx del feminismo hegemónico" -corriente en la que se inscribe-, donde "el sujetx ya no es la mujer, al ponerse en cuestión el binarismo sexo-generizado".
"Además, cuando los sujetxs políticxs empiezan a implosionar, los discursos comienzan a tomar nuevos rumbos. Entonces, el concepto mujer ya no vale, porque remite a una única opresión, pero no hace referencia a las otras (clase, etnia, raza, etaria, región). Los feminismos, como cajas de herramientas teóricas y de prácticas político/afectiva, representan un paraguas para toda subalternidad, para todo cuerpo abyecto", plantea.
En la compilación, las compiladoras recuperan las genealogías por las que se sienten interpeladas "como feministas queer, antirracistas, anticapitalistas y anticoloniales", indica Bellucci.
Por otro parte, manifiesta su desacuerdo en "englobar monolíticamente a los feminismos" en lo que se conoce como Segunda Ola", porque "los feminismos son internacionalistas, rompen muros permanentemente, y la noción de ola se introduce de Estados Unidos principalmente"; no tiene en cuenta los procesos distintos entre norte y sur por lo que encarna "una mirada colonial". Mientras "los feminismos centrales se expandían, en los 70, los de América Latina y el Caribe atravesaban procesos de dictaduras cívico-militar, con excepción de México, Cuba y Venezuela. La ruptura institucional impidió construir una genealogía del activismo feminista, como de otros recorridos militantes, en nuestro continente", explica.
A su vez, indica que el ensayo de Beauvoir "se inserta dentro de una genealogía feminista que define la producción de textos como un modo de intervención política activa", por lo cual "armar genealogías es volver la mirada al acto político y teórico de nuestrxs antecesorxs que no imaginaron la trascendencia que tendrían sus estrategias a futuro", señala Bellucci.
¿Qué rastros podemos encontrar en la obra de la pensadora francesa? "La recepción y resignificación de la obra de Beauvoir, de sus ideas, su praxis política y también de su modo de vida amorosa (con Sartre, con el poeta Nelson Algren y con otres), fue muy diversa y hasta contradictoria. Además del impacto que 'El segundo sexo' tuvo a partir de los años 70 en los movimientos de liberación de las mujeres, principalmente en Francia y Estados Unidos, se hallan rastros de su pensamiento y su posicionamiento político en notas periodísticas, reseñas, entrevistas, cartas y escritos literarios de diversos géneros, particularmente en la ensayística y escritos de memorias autobiográficas"; algo rastreable desde fines de los 40 en las producciones de Argentina y Uruguay, explica Smaldone.
Es así que, María Rosa Oliver, Victoria Ocampo, Idea Vilariño, Emma Barrandéguy, Aurora Bernárdez, Silvina Bullrich, Ida Vitale, Clara Silva, Leonilda González, Teresa Trujillo, Alejandra Pizarnik y las autoras del Diario Colectivo: María Inés Aldaburu, Inés Cano, Hilda Rais y Nené Reynoso, están permeadas "en sus ideas y producciones" por el pensamiento de Beauvoir, ejemplifica.
Las ideas de la escritora francesa se pueden "encontrar en debates y análisis sobre la opresión patriarcal de las mujeres, especialmente por el rol de esposas y madres (la maternidad como "destino biológico"), el malestar y el cuestionamiento de las jerarquías entre varones y mujeres, la heteronormatividad o la monogamia, y la búsqueda de autonomía económica y la libertad política y sexual". Y se explaya: "Su legado se encuentra en un amplio espectro de la teoría y la filosofía feminista y de género, o también en los estudios sobre las sexualidades, incluso porque se pone en discusión sus ideas y filosofía como puede verse, en el feminismo materialista, el feminismo de la diferencia y en la teoría queer".
¿Qué significa la frase tan repetida "No se nace mujer, se llega a serlo"? "Que la ´mujer´, en tanto ´otro´ u objeto del patriarcado, es una ficción o un constructo cultural y social, también atravesada dicha construcción por intereses económico-políticos: el de sacar réditos y subyugar a la otra mitad de la humanidad catalogada como otredad. Pero por esta misma definición, podemos deconstruirnos, transformarnos, proyectar nuestra autonomía, independencia y liberación: modos diferentes de ser sujetxs humanxs", indica Smaldone e invita a imaginar "la potencia de esta idea en el 49 y los años subsiguientes, tanto en Francia como en otras latitudes del mundo como en el Río de la Plata".
"En términos de Beauvoir podemos llegar a ser ´sujeto´, no solo de derechos, sino sujeto político y de conocimientos; cuando esto, como lo advierte en su época, era adjudicado al varón. El 'sujeto' es varón, y su alteridad, 'lo otro', es la mujer. Además, y esto es fundamental para entender la posterior creación de la categoría y la perspectiva de 'género', ya que no es lo mismo el sexo (biológico) o determinada anatomía, de lo que la sociedad hace de nosotras, de nosotrxs, y las caracterizaciones, el lugar o los roles asignados", explica.