La autora del libro, titulado La larga noche de los lápices, estuvo detenida-desaparecida durante seis meses, más tarde presa en la cárcel de Villa Devoto y finalmente bajo libertad vigilada, hasta los veinte años. Aquella misma noche fatídica y en noches sucesivas, otros diez estudiantes secundarios que habían marchado para pedir el boleto secundario, entre otras acciones políticas, también fueron secuestrados. Sólo 4 volvieron a sus hogares años después.
Moler comienza el libro -que cuenta con prólogo de Martín Granovsky– diciendo que ya declaró en varios juicios y dio innumerables entrevistas sobre los hechos que tuvo que vivir en su adolescencia, y que cada año vuelve a aparecer aquella narrativa que la describe y a los actos que la tuvieron como protagonista. Sin embargo, encuentra que “sentí la necesidad de dejar en palabras escritas cosas que nunca había podido decir: esas que quizás no sirven para una entrevista breve ni para 140 o 280 caracteres; esas que tenía guardadas y que fueron mi andamiaje, mi sostén, mis sombras, mis grises, mis miedos y mis pequeños actos heroicos. Reflexiones profundas, viscerales, que no siempre se pueden decir de un tirón ante un micrófono o ante un auditorio y que permiten entender quién soy”.
Este texto testimonial es el primer libro de Emilce Moler, que poco después de recuperar su libertad, se radicó en la ciudad de Mar del Plata y desde allí -en los inicios de la democracia- realizó actividades políticas, gremiales y participó en distintos organismos de derechos humanos. Es doctora en Bioingeniería por la Universidad Nacional de Tucumán, magíster en Epistemología y profesora en Matemática por la Universidad Nacional de Mar del Plata.
También colaboró en la denuncia de represores ante la Justicia y participa de manera constante de actividades políticas y culturales tendientes a mantener viva la memoria sobre ese periodo, especialmente dirigidas a los jóvenes. Recibió numerosos premios y reconocimientos por su compromiso en el ámbito de los derechos humanos.