Los periodistas platenses Pablo Morosi y Sandra Di Luca, junto a la editorial Marea, presentaron "Sabato. El escritor metafísico". Esta es una biografía que rescata la vida de Ernesto Sabato, una de las figuras más destacas del siglo XX. Los autores realizaron una exhaustiva investigación para darle forma a este definitivo y entrañable libro, que incluyó decenas de entrevistas a familiares, amistades, periodistas, escritores y editores, como así también el análisis de centenares de documentos y el recorrido de aquellos lugares que frecuentaba el autor.
El trabajo realizado durante la cuarentena de 2020, llevó ocho meses de lecturas y relecturas de libros e infinidad de materiales realizados sobre el escritor. Un recorrido que encontró a ambos autores con el Sabato escritor, estudiante, físico matemático, docente, militante, amante y hasta deportista. Un hombre que vivió la vida con intensidad y pasión.
"No se trata de una biografía que nos cuenta quién era Sabato, sino una biografía que se documenta obsesivamente para saber en verdad quién era Sabato y en esa diferencia radica su mayor acierto al construirlo no como una trayectoria cerrada, si no como un enigma por resolver. La biografía seduce, resulta atractiva envolvente como dicen los vendedores de Best Sellers: se lee de un tirón", aseguró el doctor en Letras José Luis de Diego, durante la presentación del libro en la que también estuvo presente el periodista Miguel Wiñazki.
Pablo Morosi, quien también escribió varios libros entre los que se encuentran biografías como "Favaloro. El gran operador" y "Padre Cajade: El santo de los pibes", dialogó con 0221.com.ar sobre algunos momentos que aparecen en el libro, los descubrimientos de la investigación, el vínculo de Sabato con La Plata y su mirada del mundo, entre otros tantos detalles que completan la biografía que escribió junto a la escritora, cronista y productora audiovisual Sandra Di Luca.
—¿Qué nos podés contar de la biografía?
—Hacemos una biografía tradicional que arranca desde los orígenes, con la familia calabresa, el componente de la inmigración que tiene esa familia que se instala en el pueblo bonaerense de Rojas. Cuando Sabato termina la primaria, allí no había escuelas secundarias, entonces lo mandan a La Plata donde entra al Colegio Nacional. Ya varios hermanos, más grandes que Sabato, habían venido a estudiar. Hace la secundaria en el Colegio Nacional y luego estudia, en la Facultad de Ciencias Físico Matemática. Realiza también el Doctorado en Física y se transforma en un científico muy importante porque lo que hay que pensar es que él estudia entre el 1929 y 1938, es el octavo físico que egresa de la Universidad Nacional de La Plata. Tampoco hay muchos físicos en el país y la física era una cosa muy importante en ese momento para todo lo que era el desarrollo de la ciencia.
Luego recibe una beca en el ´38 y se va al laboratorio Curie, que era la meca de la física donde iban los investigadores más importante del mundo. Estaban investigando la fisión del átomo de uranio que después sirvió por un lado para crear las placas de rayos X y también sirvió unos años después para la elaboración de la bomba atómica. Y es ahí, en Francia, en ese mundo de la ciencia, cuando medio que empieza a hacerle ruido qué es lo que están investigando. Y al mismo tiempo, él llevaba un proyecto de investigación que se lo tiran abajo: tenía una idea que podía cambiar las leyes de la termodinámica con sus estudios y ni bien llega presenta ese proyecto y le dicen “no flaco vos sos un indio sudamericano”, medio que le bajan el copete y Sabato se desalienta mucho y empieza a no encontrar mucho interés a lo que está haciendo porque él quería hacer esto otro y toma como una deriva y sale en las noches y se encuentra con el mundo del movimiento surrealista, hace mucho contacto con gente de ese palo. Y el surrealismo justamente lo que ataca es a la ciencia. Él se engancha mucho con eso y ahí arranca su ruptura con la ciencia y que la va a canalizar después con la escritura.
—¿El título del libro tiene que ver con su ruptura con el mundo de la ciencia y que más tarde fue sustento de su obra literaria?
—Tiene que ver con eso. Básicamente toda la obra literaria y ensayista de Sabato discurre y da vueltas en torno a los misterios de la existencia digamos. A esta cosa que no es asible que no es comprobable. Él decía siempre: “La verdad sirve solo para las matemáticas, para una ecuación para algo que es perfecto". El motor del ser humano tiene otros componentes que no son ni racionales, ni objetivos, ni lógicos, que tienen que ver con los sentimientos que tienen que ver con el alma, con el espíritu y que muchas veces si uno mismo se pone a pensar porqué tomo determinadas decisiones en su vida, encuentra otras cosas que no tienen una explicación racional.
Esa era la lógica de Sabato y se bandea justamente para el otro lado. Se va a ese lugar a cuestionar a la ciencia a decir ojo que la ciencia nos lleva a un lugar que por ahí se vuelve en contra del propio ser humano. En sus primeros ensayos, que son fundantes de todo lo que es el universo sabatiano cuestiona a la ciencia y advierte que el progreso puede ser una trampa, que la tecnología nos va a terminar deshumanizando. Cuestionaba mucho la vida en las ciudades. Son las cosas que uno se pone a pensar ahora y son totalmente actuales.
—¿Con qué cosas se encontraron en este recorrido que hicieron con Sandra?
—Hay todo un laburo previo de lectura de innumerable cantidad de escritos. Sabato a sido analizado del punto de vista literario, del punto de vista político, psicológico, sociológico, filosófico religioso, es decir, hay millones de cosas escritas en la Argentina y en el mundo. Te diría que hay más cosas escritas afuera, que acá sobre Sábato. Nosotros nos encontramos con todo ese universo que tratamos de abarajarlo, obviamente arrancamos con la lectura y relectura de sus libros, sus ensayos, yo casi no había leído ninguno, su vida periodística. Leer todo lo que se había escrito.
—¿Qué diferencia tienen este libro con otras biografías de Sabato?
—Desde la década del 70 cuando Sabato está en su plenitud como escritor, empezó a haber escritos biográficos. Todos los escritos biográficos que hay sobre Sábato tienen la particularidad de que eran guiados por su propia vos. Estaban basados en entrevistas largas y conversaciones con él, entonces eso era lo que Sábato quería contar o lo que él recordaba, digamos que era el recorte de una persona contando su propia vida. Lo que nosotros hicimos fue empezar a buscar documentos arrancando justamente en su pueblo Rojas, cómo era el tema de los hermanos, cómo era la vida. Hicimos muchos testimonios en Rojas, después pasamos a La Plata y a todo el mundo de la universidad, Colegio Nacional, fuimos a buscar su legajo a la facultad de Físico Matemática que hoy el legajo esta en Ingeniería. Él fue docente después de recibirse asique también hay un legajo como trabajador docente de la UNLP. Los buscamos para saber cuándo había renunciado, qué materias había dado. Fuimos a buscar su tesis.
—Sabato vivió muchos años en La Plata: ¿qué descubrieron de esa etapa?
—Sabato en La Plata tiene un capítulo muy importante de su vida porque no solamente cuando viene acá primero se abraza a la ciencia, en el Colegio Nacional descubre el arte en toda su dimensión. Él habla mucho de cómo lo marco Pedro Henríquez Ureña, un gran profesor dominicano que daba clases en el Colegio Nacional y que además era uno de los colaboradores de la revista Sur y fue justamente el que le propuso a Victoria Ocampo que viera los escritos de Sábato para publicar algunos de sus ensayos. Entonces, le dio una mano, un gran empujón para el salto hacia la literatura. También entabló una amistad con el profesor del colegio Nacional Martínez Estrada, los unía su afición por el ajedrez. Encontró la ciencia, encontró el arte, encontró el amor de una mujer porque se enamoró, se casó y compartió casi toda su vida con Kusmiky, que era una platense, que tiene toda una historia súper apasionante como fue toda la vida de Sabato. Toda esa historia se mezclaba también con que tenía una militancia primero en el anarquismo y después en el partido comunista.
Nosotros hablamos con viejos militantes del comunismo y el anarquismo de La Plata y algunos hijos o nietos de esos militantes tenían algunos recuerdos y fuimos hilvanando las historias de dónde se juntaban y qué tipo de mitin participaban. Descubrimos una cosa que no se conoce casi nada que es que Sabato fue candidato a concejal por La Plata en el año 32 y luego en el 34 también fue candidato a diputado y congresal para una reforma constitucional que se hizo en el año 34 por el comunismo. El comunismo estaba prohibido pero ellos armaron una pantalla que se llamaba Lista Obrero Campesina, para poder presentarse en las elecciones. En esa época Sabato se había transformado en un pibe audaz que se escapaba de las requisas policiales, que andaba en algún caso armado, él mismo había reconocido que en algún momento, sin dar ningún detalle, fue parte de actos terroristas. Cada faceta, cada parte de la vida de Sabato tiene una cosa súper magnética de la audacia, apasionamiento e intensidad con la que vivió.
—¿De su paso por La Plata también se llevó la pasión por el fútbol?
Si claro. Él llega acá cuando tenía 13 años y se va a vivir a una pensión con el hermano mayor Juan Sabato que estudiaba ingeniería y que fue presidente durante mucho tiempo de la Federación Universitaria de La Plata. O sea que también ya estaba en la política de esa mano entro también al mundo de la política.
Este hermano mayor era enfermo de Estudiantes de La Plata. Muy deportista. Y jugaba al futbol y a todos los deportes que se podía: jugaban al rugby , al jambol, tiraba jabalinas , practicaban todo los deportes, porque la instrucción en el Colegio Nacional tenía como parte de la propuesta pedagógica el intelecto, la cultura y la cultura física. Sabato llego a probarse en Estudiantes en una cosa que se llamaba la cuarta especial que era como una especie de pruebas que se le hacía para aquellos que no venían jugando en el club desde las inferiores o tenían condiciones o el club buscaba gente que por ahí tuviera otro recorrido pero que de repente se revelaba como un gran jugador y él se probó y jugo varios partidos aunque no era un gran jugador: hay unos cuentos donde le decían el rompe canillas porque era defensor y era bastante vehemente como en toda su vida, parece que se le iba bastante la pata.
Hay una anécdota en uno de sus famosos cumpleaños –festejaba los cumpleaños abiertos- y en una oportunidad lo visita Mauricio Macri siendo todavía legislador Macri en la previa que aspiraba a ser jefe de gobierno de Buenos Aires y le lleva dos entradas para ver a Boca, y Sabato le agradece, lo mira y le dice: "¿Usted no sabe que yo soy de Estudiantes que hago con esto?". Una anécdota de como él, de grande, seguía sintiendo eso, miraba los partidos y estaba atento al club.
—¿Cómo llegaron a Sabato y por qué?
El vínculo de Sabato con esta ciudad para mí es central en la decisión final de tomar el personaje. Siempre estaba dando vueltas, yo siempre estoy pensado un poco en serio y un poco en chiste de que La Plata tiene ese monumento a los cinco sabios del siglo XIX y nunca se pensó hacer el monumento de los cinco sabios del siglo XX. Siempre me cuesta pensar quienes serían. Hace un tiempo hice una biografía sobre Favaloro que me parece podría ser uno de los cinco sabios. Ni bien La Plata fue fundada y se creó la universidad, esa gente vino a estudiar y a trabajar acá se desarrolló y mostró sus virtudes pero el siglo XX nos da la oportunidad de mostrar a los platenses que fueron destacados. Siempre pienso en eso. Pero como la ciudad también tiene ese componente que hay mucha gente que viene de otro lado y se afinca finalmente no se si está tan clara la limitación del nacido y criado acá, es una ciudad abierta y bueno Sabato es una figura que está siempre ahí por distintos motivos por la influencia literaria.
También, en el año 2016, se hizo por única vez el festival Sabato en su casa de Santos Lugares. Fuimos con Sandra y la verdad que ahí vivís, se siente mucho como era Sabato al recorrer la casa, entender un poco el lugar, donde estaba, donde había querido estar lejos de las luces del centro. Hicimos una especie de documental sobre ese festival con Sandra y quedó ahí dando vueltas y ahora se daba la circunstancia de que se cumplen, el 30 de abril, los diez años de la muerte de Sabato y al mismo tiempo este año, en junio se cumplen 110 años de su nacimiento. Con lo cual era una fecha redonda para los dos lados. Y la pandemia nos dio huecos nuevos que no tenía y dijimos vamos a empezar.
—¿Cómo fue trabajar en pandemia?
—Ya venía juntando algo de material había estado leyendo. Nos llevó 7 a 8 meses. Tuvimos suerte dentro de las dificultades de la pandemia que mucha gente nos atendió hicimos zoom. Llegamos hacer algunas notas presenciales en el verano cuando bajo la primera ola en la pandemia y la gente se abrió un poquito más, que en este tipo de trabajo es muy importante porque hay cosas que la gente te dice solamente cuando estas en una conversación mano a mano. El Zoom no deja de ser una cosa intermediada donde no sabes si te están grabando y la gente se cuida más para hacer una infidencia o contar una anécdota.
—¿Cómo fueron las primeras devoluciones del libro?
—La verdad es que estamos muy contentos del resultado y por lo menos las primeras devoluciones de lecturas que tenemos, estas dos de la presentación de ayer de Wiñaski y Diego, nos dejaron inflados porque fueron muy generosos y encontraron más virtudes de las que nosotros encontramos.
—¿Cuál es el sentido que tiene la biografía para ustedes?
—Buscar a la persona para tratar de entender qué lo movía, porqué fue así porque fue un tipo que alguien te dice que era reaccionario y otro te dice no, era progresista y yo creo que es porque porque jugó su propio partido sabiendo que pagaba un costo, teniendo un compromiso altísimo porque la verdad que no cualquiera hubiera sido presidente de la CONADEP. Hay una imagen que a mí me pego muy fuerte que fue cuando leyendo los diarios de la época el día que se presenta el informe de la CONADEP, Buenos Aires amanece con muchas paredes pintadas con el nombre de Sabato, unos lo puteaban por ser izquierdista y apátrida y otros lo puteaban por ser liberal y haber sido cómplice de la dictadura. Era una cosa o la otra, o era una cosa distinta que nadie llegó a comprender del todo.
Nosotros tratamos de echar luz un poco en esas cosas que lo explican en esa vida tan impulsiva, marcar también que era un tipo que solía reconocer sus propios errores con una espalda vinculada con la magnífica obra literaria que pudo concebir. No es algo que diga yo, esta el Premio Cervantes, no es algo que uno pueda discutir demasiado pese a que en la Argentina desde el mundo de las letras o de lo que se llama el canon literario también lo han cuestionado, lo han menospreciado. Un personaje maravilloso de la Argentina que digo, más allá de lo que uno piense de él, la idea que uno tenga, es interesante acercarse un poco a su vida, a su cosas y tratar de entender un poco más porqué hizo lo que hizo y cómo lo hizo. Se conoce muy poco porque justamente esas biografías quedaban entrampadas en eso y se perdían más en ir hacia la obra.