A diez años de su fallecimiento, la obra de Ernesto Sábato sigue siendo objeto de estudio en todo el mundo. Personalidad compleja, intelectual comprometido con su tiempo, novelista autor de obras que gozaron de gran popularidad, alguien que adquirió renombre en su fugaz paso por la ciencia y que siempre reconoció a nuestra ciudad como el lugar que puso los cimientos en su formación intelectual.
Son muchos los aspectos de este creador que fueron abordados en Sábato, el escritor metafísico, libro que Sandra Di Luca escribió junto a su compañero, también periodista, Pablo Morosi. Diario Hoy conversó con ella sobre el legado de Sábato.
—¿En qué aspectos de la vida y de la obra de Sábato hicieron hincapié?
—El libro abarca integralmente la vida de Sábato desde los orígenes calabreses de su familia hasta el fin de sus días. En ese recorrido fuimos tratando de iluminar los pliegues que pueden ayudar para entender a la persona y su existencia intensa y apasionada.
Su infancia atormentada, su búsqueda de un orden a través de la ciencia que inició a partir de su llegada a La Plata y su paso por el Colegio Nacional y la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la UNLP, su militancia política, su desencanto con el sentido del progreso y el objetivismo científico, el traumático salto a la escritura, su carácter de polemista, su compromiso cívico que, entre otras cosas, lo llevó a participar en la fundación de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) o a presidir la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), y las febriles controversias alrededor de su figura.
—¿Cómo se organizaron para hacer el trabajo en equipo?
—Llevamos varios años entrenados en trabajar colaborativamente, a partir de coincidir en la profesión. Claro que hay que saber compatibilizar los tiempos, porque el proceso de la investigación y la escritura demanda esfuerzo, muchas horas y concentración. Hicimos una distribución de tareas para entrevistar, buscar información, hurgar en archivos y leer buena parte de lo mucho y variado que hay escrito sobre Sábato.
—¿Tuvieron contactos con familiares?
—Sí. Se trata de una familia numerosa y varios de sus integrantes viven en La Plata, ya que los padres de Sábato se mudaron acá cuando el último de sus hijos, Arturo, se vino a estudiar. Cada uno aportó su mirada única a partir de sus vivencias.
—¿Cómo fue la etapa platense de Sábato?
—Sábato llegó a La Plata con 13 años. Hay un capítulo muy importante en lo que hace a su formación como persona y a la construcción de su cosmovisión del mundo. Aquí Sábato descubrió la ciencia, pero también el arte; incursionó en la política y la militancia en el anarquismo primero y luego en el comunismo; también halló el amor de una mujer, Matilde Kusminsky, que lo acompañó toda la vida. Aquí nacieron sus dos hijos y también murieron sus padres. Aquí comenzó a escribir secretamente y abrazó la pasión por Estudiantes.