Marea Editorial

Reseña: El segundo sexo en el Río de la Plata

Compilación de Mabel Bellucci y Mariana Smaldone. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Marea, 2021.

El segundo sexo en el Río de La Plata reconstruye los dos celebratorios que se realizaron en Buenos Aires en 1999, a Simone de Beauvoir en el Cincuentenario de su libro El segundo sexo. El primero fue en la Biblioteca Popular José Ingenieros. El segundo se efectuó con las Jornadas en Homenaje a Simone de Beauvoir organizadas por la Facultad de Filosofía y Letras, UBA. En octubre de 2019, se llevó a cabo en Montevideo el Homenaje a Simone de Beauvoir a los setenta años de El segundo sexo, en la Universidad de la República. Así, distintos trabajos presentados por académicas, militantes feministas y de las minorías sexuales, tanto en Buenos Aires como en Montevideo integran El segundo sexo en el Río de La Plata, compilado por Mabel Bellucci y Mariana Smaldone, editorial Marea.

 

Jornada sobre Simone de Beauvoir en la Biblioteca José Ingenieros: (fragmentos)

El 11 de junio de 1999, al cumplirse cincuenta años de la primera edición de El segundo sexo publicado el 24 de mayo de 1949, se organizó un homenaje para recuperar lecturas y recuerdos sobre Simone de Beauvoir. Fue en la Biblioteca anarquista José Ingenieros en Villa Crespo. Se llamó Jornada sobre Simone de Beauvoir. Las propulsoras del festejo fueron el colectivo anarquista Mujeres Libres junto a la Comisión por el Derecho al Aborto con su adalid indiscutida, Dora Coledesky. Había unanimidad de criterio en considerar El segundo sexo algo así como “el libro rojo de la nueva feminidad” que cimentó a grupos inaugurales de los setentas hasta ese presente. Forjó a dos generaciones de activistas feministas, periodistas, escritoras e intelectuales.

Por otro lado, Mujeres Libres con una bandera lila, color emblemático de las feministas, pintada una A grande en negro, ícono de las movidas ácratas, que de tan grande permitía salir de adentro de la vocal un cuerpo de mujer estirando los brazos a punto de romper cadenas.

Una foto de Simone de dimensiones 3D pesaba sobre las espaldas de lxs seis panelistxs: Emilio J. Corbiére (1943 - 2004) profesor, historiador y periodista socialista; Dora Coledesky (1928 –2009); Lily Sosa de Newton ((1920- 2017), escritora y ensayista, autora del Diccionario biográfico de mujeres argentinas, en 1972; María Elena Oddone, mentora del Movimiento de Liberación Feminista (MLF) en 1970, fundadora de la revista Persona (1974-1981); Mirta Henault, obrera, ensayista. Editora de Las mujeres dicen basta, en 1972. Hubo adhesiones: El Suplemento Las12 del diario Página / 12; Pampa Mercado, referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH); Francine Masiello, profesora de la Universidad de Berkeley; Mujeres Sin Moldes, grupo feminista de Tandil, Margarita Gropper, Nora Cortiñas y Carmen A. de Lapacó, integrantes de Madres de Plaza de Mayo- Línea Fundadora.

La apertura estuvo a cargo de Emilio Corbiére, personaje célebre por su estallante oratoria. Su relato se centró en describir la coyuntura histórica a partir de la posguerra de la cual provenía este texto revolucionario.

Luego, Dora Coledesky relató su exilio en Francia desde 1978 hasta 1985: “Cuando llegué estaba en su auge la lucha por la legalización del aborto que Simone había encabezado junto a otras feministas. Leí el primer tomo. A mí llegada a la Argentina leí La fuerza de las cosas donde ella hacia precisiones sobre El segundo sexo. Yo no la conocía ni tampoco su libro. Esto es explicable porque yo no era feminista. Estaba incorporada a la lucha revolucionaria desde muy joven, pero en los partidos llamados revolucionarios había verdaderos prejuicios con respecto al feminismo. El descubrimiento va a ser en Francia, no solo por las francesas sino por las mujeres latinoamericanas venidas de México, Perú, Colombia, Venezuela y Guatemala. ¿Dónde mamaron estas compañeras el feminismo? Es difícil decirlo, yo creo que fue su propia experiencia unida a que captaron en Francia lo que significaba el feminismo.

Le siguió Lily Sosa de Newton con su texto Impresiones sobre El segundo sexo de Simone de Beauvoir.

Después, María Elena Oddone se presentó comentando” Mi gratitud es eterna. Me siento retribuida”:

“Esta obra llegó a mis manos en el año 1962, fecha de la edición que yo poseo. Conocía de Simone de Beauvoir por sus novelas y por su famosa relación con Sartre. En la década de los cincuenta yo vivía enclaustrada al cuidado de una familia numerosa, la única ventana al mundo eran los libros, la radio y los diarios. Fue el empleado de una librería el que me ofreció la obra, porque conocía mi interés sobre el tema de la mujer. Sería un cataclismo beneficioso claro está, pero no al primer momento. Fue un alumbramiento y, al mismo tiempo, una caída del pedestal en el que yo creía estar: una mujer maravillosa y una diosa madre. Desde entonces mi vida no fue lo que era. Soy una persona influenciable, pero para mí el segundo sexo tuvo importancia significativa porque allí estaba escrita mi realidad. El precio es alto y lo pago todos los días. Y lo seguiré pagando hasta el fin de mis días. La libertad lo vale y eso se lo debo a Simone de Beauvoir”.

Mirta Henault fue la única expositora con una impresión diferente: “Entre 1955 o 56 me prestaron El segundo sexo. Supongo que habrá sido alguien de la izquierda. Así, llegó a mis manos. En ese entonces yo militaba en un grupo trotskista llamado Partido Obrero Revolucionario. En realidad, tengo que confesar que El segundo sexo no me produjo el impacto que le produjo a mis compañeras. Igual armábamos reuniones para discutirlo. Yo me identificaba más con Virginia Woolf. Incluso, no recuerdo haber escrito alguna reseña sobre la aparición de esta obra en el semanario Política Obrera del partido, de gran difusión en la clase trabajadora, en el cual yo era una colaboradora permanente. Al segundo sexo tampoco los grandes diarios lo tuvieron en cuenta. Lo ignoraron porque el tema de la mujer no tenía relevancia alguna. La revista Sur, dirigida por Victoria Ocampo, por más que ella fuese feminista también lo omitió justamente por el compromiso que tenía Simone de Beauvoir con la izquierda. Aunque pasó desapercibido tanto para la militancia como para el periodismo, hay que reconocer que en aquellos años había una alta participación de las mujeres en los sindicatos y en los grupos de izquierda. Si bien no había salido en Buenos Aires, me topé con un texto pionero de la psicoanalista y feminista marxista británica Juliet Mitchell, Las mujeres: la revolución más larga, de 1966. Este escrito clave del movimiento feminista europeo me dio la posibilidad de pensar la lucha de las mujeres por fuera del marxismo. Me cambió mi mirada ideológica y mi pensamiento político. Yo tenía muchas cuentas pendientes con las ideas revolucionarias y ella ponía el dedo en la llaga con sus duras críticas a la misoginia de las izquierdas. Entonces yo me hice feminista, pero sin olvidar las luchas contra la explotación social. Pertenezco a una generación que desafiaba la búsqueda de un mundo diferente que derribase los muros de las jerarquías y las desigualdades. Ese recorrido lo hicieron también muchas mujeres de izquierdas europeas y estadounidenses. Me despedí de todos mis compañeros y me volqué de lleno al nuevo activismo en la agrupación la Unión Feminista Argentina (UFA), en 1970. “Hablan primero de la revolución, y luego de nuestros problemas. La mayor revolución que se está produciendo hoy no es en absoluto la del proletariado: es la de las mujeres”, sostenía Simone de Beauvoir. Por último, agradezco por haberme hecho recordar un periodo potente de mi vida, a partir de este homenaje a El segundo sexo”.

Así, cerró aquel homenaje. Tal ocasión sirvió para remediar una deuda pendiente con Simone de Beauvoir.