Ser “el amigo”, en este caso, es como ser un puente, porque a través de los amigos se puede conocer la parte humana del mito, de la estampita o el superhombre inalcanzable para los simples mortales. Carlos Calica Ferrer fue el amigo del Che y para el director griego Thimios Kakos fue el puente para Te encontré, Che, el documental griego sobre Ernesto Guevara que se presentará este sábado a las 15 en El Victorial (Piedras 720) y el miércoles 12 a las 18.30 en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543). La producción en Argentina estuvo a cargo de Gabriel Mariotto, y el guión fue realizado por Kakos y Patricia Malanca.
Calica muestra una foto y dice “esta para mí es importante”. La mitad de la imagen es el Che en primer plano. En la mitad inferior se ve a tres amigos en mesa de cofrades. “Eramos los más amigos de Ernesto cuando todavía no era el Che”. Por eso, el libro que escribió Calica se llama De Ernesto al Che, “porque yo fui muy amigo de Ernesto antes de que se convirtiera en el Che", cuenta Calica a la cámara. "Nos separamos por esas cosas de la vida justo cuando empezaba a dejar de ser Ernesto y pasaba a ser el Che”.
Habían atravesado América del Sur juntos hasta Guayaquil, donde se separaron y Ernesto seguiría viaje hacia Guatemala, donde había asumido el gobierno popular de Jacobo Arbenz. Habían atravesado juntos la Bolivia Revolucionaria de los mineros y campesinos en armas y Ernesto sería testigo de la invasión a Guatemala de mercenarios patrocinados por Estados Unidos para derrocar a Arbenz.
Perseguido por los golpistas, se refugió en la embajada argentina y viajó a México. “Yo creo que allí ya se convierte en el Che, cuando lo conoce a Fidel”, dice Calica. Ha mostrado a la cámara gran cantidad de fotos de Ernesto en Alta Gracia, donde fueron vecinos desde los cuatro años. Y ha contado varias anécdotas del niño que más tarde se convertiría en el comandante guerrillero.
Calica tiene un estado físico envidiable a sus 94 años y un carácter jovial y cálido. Empezaron a filmar la película hace siete años y en 2017 viajó a Grecia donde se realizó un gran homenaje al cumplirse los cincuenta años de la muerte del Che en Bolivia. Calica estuvo en el centro de la acción de los actos que organizó la izquierda griega.
Pero ese no fue el primer escalón de la relación del Che con Grecia. En los actos se leyó la carta que había mandado a su esposa desde el Congo, donde empezaba a instalar una guerrilla internacionalista. En la carta hay una lista de varios libros que le pide a su esposa y entre ellos hay diez de filósofos y dramaturgos de la antigua Grecia.
El Che sentía fascinación por la cuna del pensamiento occidental y estaba dispuesto a atiborrarse con esas lecturas en plena selva africana en medio de la guerra de guerrillas. Descanso en un claro en la selva del Congo, y robar el tiempo para leer Platón, Sócrates o Aristóteles. Es un hombre con todas las antenas puestas en el discurso de la humanidad, dispuesto a participar en su escritura.
“Si no tienes nada nuevo que ofrecer, estás muerto en la podredumbre del consumo y la burocracia”, le dice otro comandante guerrillero que Calica encuentra en Grecia, el héroe de la resistencia antinazi, Manolis Glezos. El hombre ha sido periodista y cuando se filmaron esas escenas de la película, era diputado por el partido de izquierda Syriza. Es un hombre de grandes bigotazos y cabellera larga y blanca. Parece mayor que Calica, que lo escucha con mucho interés las historias de este luchador de la resistencia griega. Manolis murió en 2020, tres años después de esas escenas.
Manolis es un hombre enérgico, se ve en él al viejo capitán de la guerrilla clandestina del ELAS, una de las organizaciones de la resistencia. “¡El enemigo es visible, no está escondido!", afirma. "¡Es el capitalismo y su expresión el imperialismo! Pero no siempre lo puedes enfrentar de la misma manera. Si siempre actúas igual, te va a derrotar. Siempre hay que ofrecer nuevos caminos”. Y agrega: “No le pido a nadie que coincida con mi punto de vista. Les pido que lo refuten. Y en la búsqueda de esa respuesta, encontrarán sus soluciones”.
A lo largo del documental, Calica relata sus encuentros con Fidel y Chávez en el museo del Che en Alta Gracia, cerca de su vieja casa familiar. Y también muestra fotos de sus encuentros con otros personajes importantes en la vida del Che. Uno de ellos es el que fuera el chico de 13 años que hablaba francés y sirvió de traductor al Che en el Congo. Calica lo conoció ya como un hombre adulto, que se recibió de médico neurocirujano en Cuba. “Al Che lo mataron en Bolivia", reflexiona Calica. "Pero el triunfo de Evo Morales es también la victoria del Che”.
El Che asoma en esa trama que va desgranando Calica con quienes lo conocieron, entre el héroe mítico y el hombre en plenitud. Hay una diferencia sideral entre los dos Che que recorren el mundo con su memoria. El primero está en las camisetas, en los pines y en los posters, en ese podio del bronce mítico, que por inaccesible se ha multiplicado en en pura imagen. El segundo está en lo posible de cada ser humano, en lo que cada quien lleva adentro como promesa