Marea Editorial

"La Biblia vuelve al Palacio": la influencia de las iglesias evangélicas en Bolivia

Un adelanto de "Poder evangélico", el libro de Ariel Goldstein. A dos días de las elecciones, el autor habla del rechazo de un sector pentecostal a las tradiciones indígenas.

Bolivia atraviesa días complicados: el domingo 18 se celebrarán elecciones luego de que el 10 de noviembre de 2019 renunciara Evo Morales y se conformara un "gobierno de transición" con Jeanine Añez a la cabeza. Los comicios ya fueron postergados en dos oportunidades y toda la región observa con atención cómo avanza el proceso. En esta crisis política se colaron todo tipo de factores, inclusive religiosos.

Sin ir más lejos, uno de los líderes de la oposición a Morales fue el actual candidato a presidente Fernando Camacho, quien en noviembre del 2019 ingresó al Palacio del Quemado y declaró que "Dios" volvería a ser gobierno. El empresario es un católico confeso, pero siempre se mostró cercano a un sector de las iglesias evangélicas bolivianas. Y Áñez, el día asumió su cargo, aseguró: "La Biblia vuelve al palacio".

Ese es, justamente, el título del capítulo dedicado a Bolivia del libro "Poder evangélico" (Marea Editorial - Colección Historia Urgente) del investigador y doctor en Ciencias Sociales Ariel Goldstein. El autor se propuso analizar las razones del crecimiento de estos grupos en América Latina. A continuación, un adelanto: 

 

“La Biblia vuelve al Palacio” en Bolivia

Los pentecostales y la lucha contra las tradiciones indígenas “satánicas” 

En Bolivia actualmente alrededor del 20% de la población pertenece a la fe evangélica. Los evangélicos comenzaron a expandirse a partir de 1950, pero consolidaron su arraigo en la década del 70, de la mano de iglesias pentecostales formadas en un virulento “anticomunismo”.

La sociedad boliviana se caracteriza por contar con una mayoría indígena. En el censo de 2001 un 62% de la población se había reconocido como parte de los pueblos originarios. El catolicismo español fue parte del proceso que legitimó desde la Conquista el asesinato a indígenas y el trabajo esclavo en las minas de Potosí para extraer los metales preciosos que demandaba la Corona. En 2015, al visitar Bolivia, donde se reunió con movimientos sociales, Francisco había destacado que este país “está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del país”. También, durante el II Encuentro de Movimientos Populares organizado por el Vaticano y el Gobierno de Evo Morales, pidió perdón por “los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada Conquista de América”. Durante este encuentro en Santa Cruz de la Sierra, en un discurso dirigido hacia los movimientos sociales, Francisco destacó: “Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos” y se pronunció contra “algunos tratados denominados de libre comercio y la imposición de medidas de austeridad que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y de los pobres”. 

Pero el cristianismo en Bolivia siempre ha expresado un sincretismo con tradiciones indígenas y rituales de los pueblos originarios. El sincretismo religioso que caracteriza este país incluye deidades como El Tío de la Mina, propio de los mineros, la venta del feto de llama como amuleto, o, en las iglesias, el Cristo representado con rasgos indígenas. También amautas o yatiris, curanderos y adivinos de la suerte en las hojas de coca. 

Sin embargo, históricamente, con influencia chilena y arraigo en el Oriente boliviano, los pastores de las iglesias pentecostales instan a los fieles a abandonar el aimara, la vestimenta tradicional y destruir los instrumentos musicales autóctonos. Los dioses locales son calificados de diablos. 

Como indica una revista pentecostal sobre la acción de estas iglesias: “Son muchos los testimonios de lo que el Señor hace en estas partes glorificándose en esta sencilla gente en que muchos de ellos se han criado pero que hoy hablan castellano y leen las Santas Escrituras y hasta las costumbres antiguas van desapareciendo, así como la idolatría, brujería y artes demoníacas ya que Oruro es la cuna de estas ignorancias. Dios es luz y donde Él está no hay tinieblas y desaparece la ignorancia”. 

La principal organización que nuclea actualmente a estos grupos es la Asociación Nacional de Evangélicos de Bolivia (ANDEB). Las nuevas redes y cadenas de televisión evangélicas están ligadas a la ANDEB y a una iglesia llamada Ekklesía. 

Ekklesía se basa en las enseñanzas del predicador Julio César Ruibal, que condujo un avivamiento en 1972, y mantuvo un vínculo estrecho con el dictador Hugo Banzer. La iglesia es dirigida por la pareja de pastores Alberto Salcedo y Silvia Camacho. Los dos hijos de la pareja son pastores y conducen programas en el canal de televisión de la congregación. También cuentan con una clínica de salud. Allí se predica en contra del llamado “espíritu de crítica” y se señala que “la sabiduría es temer a Dios y hacer lo que es agradable para Él”. 

La llegada de Evo Morales al Gobierno contribuyó desde el Estado a un reconocimiento más plural de las distintas adscripciones religiosas, junto con la adopción del estatus del país como Estado Plurinacional. A su vez, la victoria del Movimiento al Socialismo (MAS) en 2005 quebró la forma tradicional de canalización de los intereses de las elites de Santa Cruz de la Sierra, al alterar las formas de representación políticosocial y las estructuras de poder que antes articulaba la clase dominante entre el ámbito regional y el nacional. Como contraparte, la demanda de autonomía departamental fue la respuesta a la pérdida de presencia y control de la clase dominante a nivel nacional. 

La cuestión de las autonomías departamentales había emergido ya en el contexto de agitación social que vivió el país durante el ciclo de movilizaciones que llevó a la renuncia del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003, momento que creó en las elites una incertidumbre acerca del futuro del país que las llevó a introducir el tema en la agenda pública. Luego, con la victoria del MAS en 2005 y su planteamiento de un proyecto antagónico a las pretensiones del bloque cívico-empresarial nucleado en Santa Cruz de la Sierra, esta demanda se radicalizó. Santa Cruz es una de las regiones más ricas de Bolivia, vinculadas al mercado internacional de exportación agropecuaria. En la zona del Oriente boliviano, la identidad regionalista articula las frustraciones de los sectores populares urbanos en las ofertas de las elites empresariales. 

El Gobierno de Morales pareció legitimar una concepción más plural del mundo religioso al rendir culto a la Pachamama y otros símbolos indígenas. En 2008, sin embargo, se cristalizó un conflicto que manifestó la existencia de dos Bolivias dentro del país, con distintas representaciones sobre la nación, su historia y su religión.