Marea Editorial

Qué fue de los chicos perdidos en el nazismo

La autora acaba de reeditar su libro “Los niños escondidos”. Su hermano, Zenus, fue uno de ellos.

Sus rasgos eslavos y esos ojos tan perfectos, azules y profundos, la definen como europea pero su inconfundible acento argentino la sitúa en esta tierra, su lugar de pertenencia. Diana Wang (73) ha recorrido un largo camino en busca de una historia que desemboca en otras infinitas, con la que cualquier sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial se puede identificar.

Después de 15 años, esta psicóloga y escritora, nacida en Polonia pero de raíces criollas, acaba de reeditar su libro Los niños escondidos, de Editorial Marea. Son 30 casos de niños judíos sobrevivientes del Holocausto que, en la adultez, se animaron a contar el espanto del nazismo, cómo vivían antes de la Guerra, su infancia en guetos y en campos de concentración y su vida en Buenos Aires. La mayoría tiene un factor en común: la pérdida de la identidad por haber estado escondidos o haber ocultado su nombre y apellido, su género y hasta su religión por miedo, por voluntad propia o la de sus padres adoptivos o familias católicas que los mantuvieron a salvo.

Wang actualiza la situación de los 30 niños escondidos tras la primera edición, en 2004. Algunos, ya murieron y otros, recién se animaron a revelar su verdadera identidad. Además, expone a la Shoá como un episodio ya instalado en el tercer milenio y hace referencia al rebrote del antisemitismo.

Pero nada de esto hubiera sido posible si no hubiera existido Zenus, su hermano mayor al que nunca conoció: fue apropiado, perdió su identidad y murió después de la Guerra. Zenus es el niño que ilustra la tapa de su libro. Es la única foto que existe. Es un homenaje a su memoria.

 

¿Qué la llevó a escribir este libro?

Pensé que no se conocían historias de los niños. Cuando empecé con las entrevistas, descubrí que no eran solamente historias de las víctimas de los niños del Holocausto; son muy parecidas a las de chicos en cualquier guerra y genocidio. Cada tema lo voy ilustrando con testimonios en pequeños fragmentos.

 

¿Por qué “Los niños escondidos”?

Porque los niños judíos que se salvaron del Holocausto fueron escondidos de dos maneras: escondidos físicamente en algún lugar, en un pozo, bosque, sótano, altillo u orfanato para que no fueran vistos y escondidos en su identidad. Eso es terrible. Tenían que cambiar de nombre y, también, de sexo. Como los varones estaban circuncidados, algunos sobrevivieron porque sus padres los hacían pasar por nenas para que no los revisaran. Estaban con familias no judías, los hacían pasar como propios o como sobrinos que venían de otro lado.

 

¿Esos niños hoy siguen escondidos? ¿Cuál es su identidad?

Todavía están escondidos. Algunos volvieron a Europa, no saben que nacieron judíos y no lo sabrán porque ya murieron. Hay otros cuyos padres adoptivos les informan que son judíos. En cambio, otros eligieron no declararse como judíos.

 

Usted afirma que hay dos guerras de los nazis: la Segunda Guerra y la guerra contra los judíos.

Había una guerra declarada que es la Segunda Guerra Mundial: Alemania, Italia y Japón contra varios países. Pero había otra guerra en simultáneo: la decisión del exterminio del pueblo judío se debe a la falsa teoría racial de que había que eliminar a los impuros para mantener la pureza de la raza. El plan de exterminio judío fue legislado, organizado, planificado y ratificado en la reunión en Wannsee a fines de enero de 1942. Antes, la decisión no era exterminar al pueblo judío. Los nazis creían que iban a vencer a la Unión Soviética de la noche a la mañana pero, al no ganar en la URSS, decidieron el exterminio. Esa es la Segunda Guerra a la que me refiero.

 

¿De los 30 casos que menciona en su libro, cuál de ellos la ha conmovido más?

Cada caso te toca el alma pero me sigue conmoviendo la historia de una sobreviviente, se hacía llamar Cris Marie. Sus padres le ocultaron que era judía. La criaron como católica apostólica romana de clase alta. La madre tenía santos en la casa y se casó por iglesia. ¡Sus dos abuelos eran rabinos! Su historia es parecida a la mía: me crie estudiando catecismo en la primaria y cuando quise tomar la comunión me enteré que era judía. Mis padres no querían decirlo, venían con la idea de que nuestra vida iba a ser mucho más fácil si no nos mostrábamos como judíos.

 

 

Entonces, usted es judía. ¿Cómo tomó la noticia?

Fue un shock muy grande. Me habían enseñado que los judíos habían matado a Cristo. ¿Yo maté a Cristo? Fue un momento muy doloroso hasta que entendí y aprendí cómo era. Por eso, la historia de Cris Marie me toca porque vivimos en una sociedad que sigue siendo antisemita. Para muchos judíos, no hay que mostrarse porque del otro lado pasan cosas cuando se enteran de que uno es judío. Sigue siendo un tema complicado.

 

¿Qué características tenían los niños escondidos?

Los niños escondidos entre los 2-4 años no recuerdan nada, o recuerdan flashes, lo que le contaron o lo que consiguieron averiguar. Los de 8-10 años recuerdan más porque a esa edad se tiene más conciencia y memoria de lo vivido. También hay diferencias con los adolescentes de 16 años que tenían capacidad de decisión. Pero los más chiquitos viven en una búsqueda desesperada de la memoria porque no se acuerdan. Buscan fotos, documentos y testigos que les cuenten lo que pasó, como los nacidos en la ESMA.

 

 

¿También sienten culpa, miedo, vergüenza y ocultan la historia que vivieron?

No he visto tristeza ni efectos psicológicos. Algunos recuerdan determinadas cosas con orgullo como haber salvado a su madre. Podés sentirte culpable cuando tenés alguna capacidad de decisión pero cuando no pudiste decidir nada no tenés culpa. Se puede vivir una especie de pena o añoranza por lo que te contaron. A mí me pasó con mi hermanito Zenus, no siento tristeza ni culpa pero me cortaron la posibilidad de tener un hermano mayor. Tengo la sensación de que me amputaron una parte de mi historia.

 

¿La judeofobia convertida en antisemitismo es una idea de los nazis o de los cristianos europeos?

Los nazis la tomaron del periodista alemán Wilhelm Marr, el padre del antisemitismo, por su idea sobre supuestas características raciales de los judíos por encima de la religión. Los europeos se veían muy diferentes de los indígenas americanos y los negros de África por su color, rasgos, idiomas y costumbres como si fuera un otro de mí que no podía ser yo. Con la idea de la otredad, que uno es diferente a los judíos, aparece la teoría del antisemitismo. Entonces, los judíos de occidente dejaron de vestirse como judíos tradicionales, se vestían como cualquier europeo occidental, empezaron a ocuparse de las cosas de los no judíos y se dejaron de notar las diferencias. Lo hacían porque se venía la judeofobia.

Wilhelm Marr tomó de la lingüística los conceptos de semita y ario. Para los lingüistas, las lenguas tienen origen semita, ario y oriental, son ramas que, después, devienen en muchos idiomas. El árabe y el hebreo son idiomas semitas. ¿Un árabe es semita? Semita es la lengua que habla, no la persona. Marr lo aplicó a la biología: lo que es a los idiomas lo es a los genes y a la constitución genética de los seres humanos. Para la ciencia, es una falsedad total pero el tema prendió porque ya estaba instalada la otredad y el judío ya no se notaba como otro. Pero las razas no existen.

 

Hay gente que descree del Holocausto y genocidio de 6 millones de judíos.

Frente a la estupidez yo no tengo ninguna respuesta. Es como decir que la gravedad no existe o que el sol no sale o que el agua no moja. Si vos decís eso, OK, que seas feliz. No tengo argumentos para discutir ese tipo de cosas.

 

 

¿Ha crecido la ola de antisemitismo en la Argentina y en el mundo?

Sí, pero es un antisemitismo diferente. El sentimiento anti judío sigue vivo. El nuevo argumento es Israel y se dice lo mismo cuando ni siquiera era un sueño. Son las viñetas anti judías de siempre, las del siglo XVIII, XIX... ¿Estos movimientos son antisionistas también son anti sirios cuando están matando a los cristianos? ¿Saben qué está pasando con los kurdos? Todos hablan de Israel pero las otras matanzas e injusticias que ocurren en el mundo no existen. Si alguien solamente me habla de Israel y no de las otras cosas que están mal es claramente un antisemita.

 

¿También se considera una niña escondida?

Yo nací después de la Guerra aunque estuve un poco escondida porque en mis primeros años no sabía que era judía. Nunca lo había pensado, me sorprendés con la pregunta. En un punto fui una niña escondida.

 

 

Ficha

Diana Wang es psicóloga especialista de terapias de pareja, escritora e investigadora de temas referidos al Holocausto (Shoá). Nació en Bytom (Polonia) en 1945. Llegó a la Argentina dos años más tarde junto a sus padres sobrevivientes. Es presidenta de Generaciones de la Shoá en Argentina y miembro de la Federación Mundial de Sobrevivientes del Holocausto (World Federation of Jews Survivors of the Holocaust). Participó en las películas Aquellos niños y Salvar al niño, dirigidas por Bernardo Kononovich, Monumento (de Fernando Díaz) y Testigo del testigo (de Lucas Trajtengartz). Publicó los libros De terapias y personas (es coautora), El silencio de los aparecidos, Volver y Surviving Silence, Con una piedra en el zapato, Hijos de la guerra y la Segunda Generación de Hijos de la Shoá (Marea, 2007). Su actual trabajo se publicó en alemán con el título Die Versteckten Kinder (2012). En Generaciones de la Shoá co-coordina la colección de Cuadernos de la Shoá y el Proyecto Aprendiz, una idea suya. Está casada, tiene dos hijos y ocho nietos.