Marea Editorial

Presentaron en la Legislatura “Desaparecer en democracia”, el libro que incomoda a los gobiernos

La obra de la periodista Adriana Meyer fue el motivo que reunió en el palacio legislativo porteño a familiares de víctimas y referentes de derechos humanos. Junto a la autora hablaron Nora Cortiñas, Alejandrina Barry, Gabriel Solano, Mirna Gómez, Cristina Castro, amigues de Luciano Arruga, Carlos Lordkipanidse, María del Carmen Verdú, Luciano Peretto, Matías Aufieri y Daniel Satur, entre otros.

El martes, en el Salón Montevideo de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, se realizó una nueva presentación del libro Desaparecer en democracia. Cuatro décadas de desapariciones forzadas en Argentina (Marea Editorial), un exhaustivo trabajo de investigación encabezado por la periodista y docente Adriana Meyer, junto a un equipo de investigación integrado por Juan Pablo Csipka, Gioia Claro, Soledad Segade, Daniel Satur y Martín Cossarini (los dos últimos miembros del staff de La Izquierda Diario).

Semanas atrás Alejandrina Barry, hija de desaparecidos y legisladora porteña del PTS en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad, presentó un proyecto para que el libro sea declarado por el cuerpo legislativo “de interés para los derechos humanos”. Pero de forma unánime la bancada (mayoritaria) de Vamos Juntos (Juntos x el Cambio) se negó siquiera a tratar el proyecto. Como diría Constanza Brunet, editora de Marea, es “un libro incómodo” para (todos) los gobiernos. Por eso la presentación se terminó realizando a instancias de Barry y su compañero de bancada Gabriel Solano (PO-FITU), quienes conducen la Comisión Contra la Violencia Institucional de la Legislatura.

El evento contó con la presencia de Mirna Gómez, compañera de Andrés Núñez (desaparecido en La Plata en 1990); Natasha Bianchi de Familiares y Amigues de Luciano Arruga (desaparecido en 2009); Vardush y Tigran Karhanyan, madre y hermano de Arshak Karhanyan (desaparecido en 2019). De manera virtual, con saludos en video, participaron Cristina Castro, madre de Facundo Astudillo Castro (desaparecido en 2020) y Virginia Créimer, médica forense con destacada actuación como perita en diversos casos de represión estatal.

En la presentación también participaron Constanza Brunet, editora de Marea Editorial, y personalidades de la lucha por los derechos humanos como Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Carlos “Sueco” Lordkipanidse, sobreviviente de la dictadura y referente del Encuentro Militante Cachito Fuckman; María del Carmen Verdú, referente de Correpi y quien prologó el libro; Luciano Peretto, abogado querellante en la causa de Facundo Astudillo Castro; Claudia Ferrero de APEL y Matías Aufieri del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CePRoDH).

Entre el público estuvieron Eduardo Belliboni, Carina Origone (sec. de DDHH de Ademys), Pablo Vasco de Cadhu, Carlos “Charly” Platkowski del CeProDH, el fiscal Javier de Luca y el exfiscal Jorge Aguad. Victoria Montenegro, legisladora porteña del Frente de Todos y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de ese cuerpo legislativo, se hizo presente para saludar el evento.

Libro no grato para el macrismo

En los videos que se adjuntan en esta nota se pueden escuchar las intervenciones de las y los participantes. El primero en hacer uso de la palabra fue Solano, quien relató “las vicisitudes de la presentación” tras la negativa del bloque oficialista de declarar de interés público el libro.

“En la Legislatura suelen declararse de interés general muchos libros. Nosotros, salvo excepciones, votamos a favor aún sin compartir lo que dicen sus autores, porque son contribuciones del autor al debate”, dijo Solano y agregó que desde Vamos Juntos avisaron que “antes de votar querían leer el libro”. Finalmente, se negaron a aprobarlo.

“Nos dijeron que no podían votarlo porque el libro ataca mucho a Macri, lo que es obvio. Pero el libro hace un balance mucho más amplio de la situación del 83 a la fecha”, siguió Solano, rematando que “hasta cierto punto es un honor que la Legislatura no lo haya votado, porque acaba de votar la semana pasada la modificación del Estatuto Docente, así que si votan cosas tan negativas y no votan a favor de este libro, habla muy bien de Adriana”.

“Una política estructural del Estado”

Luego habló Alejandrina Barry, hija de desaparecidos y legisladora del PTS-FITU, vicepresidenta de la Comisión. Agregó a la denuncia de Solano que “la negativa unánime de la bancada de Juntos por el Cambio tiene que ver con lo que denuncia el libro, con una política de no querer que salga a la luz que las desapariciones forzadas durante gobiernos constitucionales son una también una práctica sistemática”.

Para Barry el libro “tiene un valor enorme, es el primero que habla de conjunto sobre esas desapariciones, con una profunda investigación documental llevada adelante en común con los familiares, a los que les da la voz que sistemáticamente se les niega”. Y destacó el compromiso “militante y humano” de Meyer, de quien reivindicó su larga amistad surgida al calor de tantas luchas contra la represión y impunidad

“En una parte del libro Adriana se pregunta si ‘son resabios de la dictadura’. Podríamos responder que en parte sí, porque los que venimos hace muchos años peleando demostramos en los tribunales y en las calles que la política de preservación de la impunidad de los genocidas no tenía sólo que ver con que los dejaran libres para que anduvieran en las calles sino que siguieron siendo parte fundamental del Estado en todas las fuerzas”. Pero a su vez afirmó que, “además de los resabios, hubo una política de los gobiernos constitucionales de darles un empoderamiento enorme a todas las policías, incorporando luego a la Prefectura y a la Gendarmería. No hay fuerza que no haya subido exponencialmente su cantidad de efectivos, su presupuesto, su armamento, sus sistemas de espionaje”.

En ese sentido Barry recordó que la Policía Bonaerense “en la época de (Daniel) Scioli aumentó casi al doble la fuerza, hasta llegar a tener hoy 90.000 hombres”. Y que la Policía de la Ciudad “está catalogada como una de las que más efectivos por habitante tiene en el mundo, más que Londres”. Por eso calificó como “sistemática” la política de “fortalecer a las policías ante el desprestigio que tenían las Fuerzas Armadas a la salida de la dictadura. No pudimos pasar del 4 % de pobreza previo a la dictadura a los niveles que tenemos hoy de más del 40 % sin una política de represión y de control social”.

Y agregó que “también es una política estructural, porque este Estado capitalista, en forma disfrazada de ‘guardianes del bien público’, pone al conjunto del aparato represivo al servicio de proteger los intereses de las clases dominantes. Una banda de hombres armados al servicio de defender la propiedad privada, podríamos decir”, parafraseando a Friedrich Engels.

“El libro demuestra que no son ‘locos sueltos’ sino que es un modus operandi que se ve en todas las actuaciones de desaparición forzada”, reafirmó Alejandrina y puso como ejemplos concretos los casos de Jorge Julio López, Luciano Arruga y Santiago Maldonado. “Hay una manual de procedimiento que involucra al conjunto del Estado: primero niegan la desaparición, después deslegitiman a la víctima y a sus familias; y luego viene el espionaje sobre ellas y la protección de la fuerza de conjunto que se debe preservar”.

“Este libro rescata también las peleas de los familiares. Hay un paralelismo con lo que fue la pelea que seguimos dando quienes fuimos víctimas de la dictadura, con la organización colectiva y en las calles para saber la verdad y pelear contra la impunidad. Ésa es la única manera, ante una política de Estado, tanto en dictadura con una política de aniquilamiento de un grupo social y político, y en gobiernos constitucionales sobre todo con los sectores pobres y vulnerables”, finalizó Barry.

“No hay justicia verdadera”

Mirna Gómez tomó la palabra y comenzó recordando la desaparición de su compañero en 1990 a manos de la Bonaerense. “La madrugada del 28 de septiembre un grupo de civil entró en mi casa de Villa Elvira, donde vivía con Andrés, nuestra hija y mis suegros. Lo buscaban, no nos dijeron por qué. Se llevaron al padrastro pensando que era él, lo golpearon arriba del auto y simularon un fusilamiento. Después se quedaron en mi casa hasta que llegó Andrés y se lo llevaron. Fue la última vez que lo vi”. Gracias a un testigo la familia supo que era una patota de la Brigada de Investigaciones de La Plata y que lo habían detenido “por un supuesto robo de bicicleta”. Fueron hasta la Brigada y les negaron que Andrés estuviera detenido. “A partir de ese día empezamos una larga búsqueda”, dijo emocionada.

A Núñez lo torturaron hasta que “se les fue la mano”. Decidieron descuartizar su cuerpo y enterrarlo en un campo de General Belgrano, a poco más de cien kilómetros. Cinco años después, gracias a la lucha de la familia, el cadáver fue encontrado. Pese a los 32 años que pasaron de aquel momento, Mirna se sigue emocionando cuanto cuenta detalles del caso. “Es que tengo tanta bronca, porque en este país no hay justicia verdadera”, dijo al tiempo que agregó “ante el desamparo que tuvimos del Estado, en especial del Poder Judicial, fuimos a las organizaciones de derechos humanos que nos apoyaron”.

Tras relatar qué sucedió en los años posteriores, desde que el juez Amílcar Vara sabía todo pero desviaba la investigación con pistas que no conducían a nada hasta que intentaron convencerla de que Andrés “se había ido a Brasil con otra chica”, Mirna recordó qué pasó con los asesinos y encubridores en tres juicios diferentes. También las amenazas constantes que recibió a lo largo de tres décadas. Y denunció que hoy sigue prófugo el oficial Pablo Martín Gerez, hijo de una prima de Eduardo Duhalde, a quien la familia busca intensamente. “Lo vamos a ubicar y lo vamos a descubrir, tengo ese derecho, si no lo agarra la Justicia lo voy a agarrar yo”, sentenció.

“La desaparición es el crimen de crímenes”

La incansable Norita Cortiñas se acercó a la mesa abrazada por un cálido aplauso de todo el salón Montevideo. “Estoy muy emocionada de compartir esta iniciativa especial”, comenzó diciendo. Y siguió afirmando que “en la democracia siguió la metodología de la dictadura. Yo insisto hasta el día de hoy en que la desaparición forzada de personas es el crimen de crímenes, el que abarca todos los crímenes que se puedan imaginar. Si pensamos que (en dictadura) el horror llegó a tocar a las madres que buscaban a sus hijos e hijas y a apropiarse de bebés recién nacidos de las madres que estaban en cautiverio, entonces cuando sucedió en democracia era como que no era tan grave. Pero es igual de grave, porque el Estado es responsable”.

“Este libro emociona por cada testimonio”, continuó Cortiñas, quien repudió a la Corte Suprema de Justicia, que hace dos años tiene sin resolver un pedido de la familia de Santiago Maldonado. Y agregó que “por algo no se abren los archivos”, en referencia a la información que posee el Estado sobre el genocidio. “Una vez le pregunté a una de las pibas que trabajan en los archivos por qué no se abren los de las Fuerzas Armadas me dijo ‘Nora, porque los protagonistas viven y como son de varios partidos políticos están encubiertos entre cuatro llaves y cada gobierno, sea el que sea, los tapa. Pero lo vamos a lograr, en algún momento van a salir”.

La Madre de Plaza de Mayo sentenció que con los familiares de las víctimas de las desapariciones en democracia comparte la búsqueda de verdad y justicia. “La vamos a seguir, no vamos a bajar los brazos”, afirmó y reivindicó el libro de Meyer, quien “hizo un trabajo extraordinario, trayéndonos esta realidad de todos los días. No terminó la dictadura cívico-militar-eclesiástica. Sigue en cada rincón de este país. Aparecen pruebas, la evidencia está ahí pero se tapa todo. Y no es sólo la Corte Suprema, es el Estado que está dispuesto a que siga la impunidad”.

Sobre la investigación que refleja Desaparecer en democracia, Norita dijo que “es el gran acompañamiento que tenemos los familiares. Las Madres sin ustedes, sin la gente que se ocupa de husmear, sin las editoriales que aceptan hacer estos libros, sería imposible. Nunca buscamos venganza y este acompañamiento nos da fuerzas para seguir adelante en la búsqueda de verdad y justicia. Adriana más que periodista es una escritora sensible y humana que decidió destapar lo que estaba oculto”. Y como ya es su sello inconfundible, finalizó con su “¡30.000 detenidas y detenidos desaparecidos presentes! ¡Los pibes caídos por la bala asesina policial presentes! ¡las mujeres caídas por la mano asesina del femicida presentes! ¡Ahora y siempre! ¡Hasta la victoria siempre! ¡Venceremos!”.

Saludos

Cristina Castro envió un saludo en video desde Pedro Luro, al sur de la provincia de Buenos Aires. Allí destacó: “pasaron cien días hasta que encontramos el cuerpo de Facundo y en ese buscar y buscar conocimos a muchas personas, entre ellas a Adriana Meyer. Este libro es un manual para los nuevos papás, todos deberían leerlo, porque en cada una de las historias encontramos lo mismo, la represión policial acompañada del encubrimiento judicial y político”.

La madre de Facundo dijo que a su familia y sus abogados les costó mucho pelear “contra el entramado de la Policía” y sus encubridores. “Cuando ellos se proponen hacer daño, lo primero que hacen es desaparecer y ocultar el cuerpo, después ensuciar a la víctima y sus familiares para desviar las investigaciones. De eso habla este libro. Mil gracias Adriana, por todo lo que hiciste y vas a seguir haciendo”, concluyó.

También dijo presente desde la pantalla la doctora Virginia Créimer, médica forense especializada en derechos humanos. “Adriana querida, he aquí mi saludo y mis felicitaciones. Es un libro absolutamente necesario, que muches esperábamos tener en las manos, que investiga e interpela todo aquello que está relacionado con la desaparición y muerte de nuestres pibes en las calles. Un libro que pone de manifiesto a quiénes desaparece el Estado y cuál es su responsabilidad, ya sea por malas investigaciones o porque tienen intereses en que estas personas desaparezcan”.

“Es un libro que nos duele”, graficó Créimer. “Como la realidad misma, ésa que estamos comprometides a cambiar, cada cual desde su lugar. Vos a través de tus letras, contando todo lo que se hace mal, lo que se hace bien y lo que no se hace; nosotres desde nuestros lugares de investigadores, de científiques, que tratamos de revertir las investigaciones mal hechas. El trabajo colectivo que inunda las páginas de tu libro es difícil, porque no hay muches comunicadores que quieran comunicarlo, porque la realidad duele, criminaliza, te aparta, te persigue, te tortura. Y cuando detrás de esa realidad está el Estado es mucho más difícil ponerlo en palabras y visibilizarlo. Este trabajo de investigación es fabuloso y es muy importante el equipo que invitaste a trabajar”, finalizó.

“Un entramado perverso que trasciende a los gobiernos”

El abogado Luciano Peretto, junto a Leandro Aparicio, “amigo y luchador incansable en causas de violencia institucional y desapariciones forzadas por todo el país”, y Margarita Jarque de la Comisión Provincial por la Memoria, conforman la querella de Cristina Castro. Viajó especialmente “desde el sur más al sur de la provincia” para participar en la presentación. Cuando tomó la palabra relató que Facundo desapareció (el 30 de abril de 2020) “durante la crudeza más grande de la fuerza policial, al inicio de la pandemia, cuando según testigos de la causa los patrulleros salían a la cacería de ciudadanos”.

Peretto agregó que, a partir de ese día, supieron “que se trataba de una desaparición forzada. Los elementos probatorios inequívocamente nos hacen concluir que estamos en presencia de este delito tan terrible”. Y que Meyer estuvo desde el primer momento con ellos, “formó parte de este equipo en cada diligencia, mandando un mensaje después de cada medida que hacíamos preguntando cómo nos había ido”.

Para el abogado de Pedro Luro “el título del libro lo dice todo, ‘Desaparecer en democracia’, una contradicción que duele e indigna. El sistema de la pluralidad, del respeto por las garantías es a su vez el que nos desaparece. Este entramado perverso trasciende a los gobiernos, conformado por parte del poder político, del poder policial, del Poder Judicial y el necesario encubrimiento del poder mediático”. Y describió varios detalles del caso de Facundo que demuestran ese entramado.

Dirigiéndose a Meyer, Peretto finalizó: “vengo a acompañarte en este momento y traerte el abrazo fraterno de Cristina, de Leandro, de Margarita, del abuelo de Facundo, de sus hermanos, de sus amigos. También vengo trayendo el grito de justicia por Catherine Moscoso, por Sergio Ávalos, por Daniel Solano y tantas otras causas”.

“Este trabajo es una herramienta clave y necesaria”

La abogada de la Asociación de Profesionales En Lucha (APEL), agradeció “que haya personas que se toman el trabajo y el compromiso de registrar la lamentable historia de este país, las desapariciones en democracia así como las de la dictadura. Ese registro nos ayuda a que la lucha de quienes ponemos el cuerpo en estos casos quede reflejada, sea parte de esta historia y no quede en el anonimato las experiencias dolorosas de todas esas familias. Eso hace a una continuidad de la experiencia que hace cada familia con las trabas que pone el Estado, con el carácter de clase del Estado”.

Por su parte Matías Aufieri, abogado del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), felicitó a Meyer y la editorial Marea. “Desde los organismos que siempre peleamos contra la represión estatal creemos que este trabajo es una herramienta clave y necesaria. No es una mera enunciación de los centenares de casos que relevaron, con esa otra herramienta en la que siempre nos apoyamos como es el trabajo histórico de Correpi”, dijo.

Aufieri agregó que “el acervo que resume y sistematiza Adriana nos recuerda a esa frase de Rodolfo Walsh sobre que las clases oprimidas, la clase trabajadora, siempre tienen que empezar de cero con cada lucha, que los dueños de todo también son dueños de la historia. Este libro es una forma de poner ese trabajo al servicio de todos los que luchamos o quienes tengan que, lamentablemente, tengan que salir a luchar ante otros casos”.

El abogado de CeProDH afirmó que desde su organización “hay una dedicación especial en investigar el espionaje estatal alrededor de casos de desapariciones”, como el Julio López o el de Santiago Maldonado. Y destacó que “después de cada desaparición hay un patrón común, donde se pone en marcha todo ese mecanismo del Estado en función de encubrir (...) ¿Y por qué desaparece el Estado? Porque pueden hacerlo y porque quedan indemnes. Por eso reivindicamos aquellos espacios que se mantienen con independencia del Estado, como el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia que, sin mirar cuál es el gobierno de turno, sin mirar los réditos políticos de tal o cual caso, apoyándonos en trabajos como el de Adriana y en las enseñanzas de las Madres y los sobrevivientes, seguimos siempre la pelea para no dejar pasar estos hechos”.

“El sistema los necesita para autodefenderse”

Carlos “Sueco” Lordkipanidse, sobreviviente del genocidio y referente del Encuentro Militante Cachito Fuckman, aportó “un concepto sobre la desaparición forzada de personas, a partir del reto que impone el título del libro. Cuando vi Desaparecer en democracia me dije ‘debe ser muy obvio poner Desaparecer en postdictadura’, en cambio así nos hace reflexionar. ¿Cómo puede ser que haya desapariciones en democracia?”

“Un policía o un militar tiene sobre nosotros la potestad de llevar un arma y de entrar a lugares donde nosotros no podemos entrar. Y entre las herramientas que tiene el Estado represor está la de la desaparición forzada, que no es nueva ni privativa de los argentinos (lo sabemos desde la revolución en Argelia o la guerra de Vietnam y antes también). Como explicaba el felizmente fallecido general Videla cuando decía que ‘el desaparecido no está es un ente, no existe’, ése es el concepto de la desaparición de personas. Que pone la responsabilidad de la búsqueda en los allegados de la víctima, porque el Estado lo hizo desaparecer. Todo lo que se descubre es a partir de las víctimas del hecho. La desaparición como herramienta es utilizada no solamente por las dictaduras”, desarrolló Lordkipanidse.

Y agregó que “terminada la dictadura no dejó de desaparecer gente. No fueron 30.000 en cada gobierno, lógico. Pero fueron gobiernos que garantizaron la impunidad para preservar ese arma que lleva el policía en su cintura. Porque los necesitan para autodefenderse, es el sistema el que necesita que exista la desaparición forzada de personas como herramienta para seguir sosteniéndose”. Y para no darnos por vencidos, se preguntó “cuál es la herramienta que nosotros tenemos para combatir esto. La memoria, la transmisión del conocimiento. ¿Y dónde se guarda la memoria? En libros. Es a partir de los libros que se preserva la memoria de tal forma que no puede desaparecer. Por eso brindo y te agradezco Adriana. Ninguna otra persona podría haber encarado esta tarea”.

“Todos los gobiernos desaparecen, torturan y matan”

Tigran Karhanyan, hermano de Arshak tomó el micrófono y recordó que cuando la familia empezó la búsqueda de Arshak “llegó un momento en el que, desde la ignorancia completa, decía ‘mi hermano desapareció en democracia’. Nosotros somos armenios y sé que en Argentina siempre se focalizó sobre lo sucedido (en dictadura). Entonces yo decía, con una sensación confusa, ‘qué raro que se hable tanto de la memoria’. Hoy veo con cierta ‘alegría’ que mi hermano no pase desapercibido y que quede constancia de él y mucho más en un libro como éste”.

El hermano del empleado de la Policía de la Ciudad desaparecido en 2019 concluyó diciendo que “hasta que no te pasa, capaz por ignorancia, uno no se mete de lleno en el tema. En estos tres años aprendí que hay que ponerse en el lugar del otro y tratar de entender lo que pasa”.

Luego habló Natasha Bianchi, miembro de Familiares y Amigues de Luciano Arruga. Informó que Vanesa y Mónica (hermana y madre de Luciano) no pudieron asistir y agradeció a Meyer “porque está desde un primer momento con la familia. Este libro es una herramienta de lucha, no es solamente texto o contar casos. Es una forma de justicia también. Porque a falta de justicia tradicional, mencionarlos, traerlos al presente, contar qué les pasó, para las familias es hacer justicia”.

“Todas las familias que sufren la represión estatal son pobres, desgastadas económica y emocionalmente. Encima que tienen que salir a buscar justicia por ese ser querido que les falta tienen que también luchar para que no les caiga una gotera del techo, para que tengan agua, gas. Es una impunidad completa la que sufren”, graficó Bianchi. Y recordó que “Luciano tenía 16 años cuando se lo llevó la Policía bajo el gobierno constitucional de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta, de Daniel Scioli como gobernador de la provincia de Buenos Aires y de Fernando Espinosa como intendente de La Matanza, que es el intendente actual. Lo único que hacen es sumar más patrulleros, más fuerzas de ‘inseguridad’”.

También mencionó las últimas novedades de la causa, que “sigue con una impunidad estable”, aún en etapa de instrucción pese a haber pasado ya trece años y que la familia hoy por hoy no cuenta con abogado, ya que “son muy pocos los que acompañan estas causas”. Recordó que el único preso del caso es el policía Julio Torales, por una detención con torturas previa a su desaparición. Y finalizó sentenciando que “todos los gobiernos constitucionales desaparecen, torturan y matan”.

“La lucha es colectiva contra un Estado de conjunto”

Daniel Satur, periodista y editor de La Izquierda Diario, dijo a su turno que “es un honor ser parte de este equipo de investigación con Adriana y es muy agradable saber que hay editoriales que publican este tipo de libros”. En ese sentido afirmó que “no es un libro de lectura ‘de verano’ sino que es para tomárselo con tiempo y para tenerlo siempre a mano. Los nombres, los hechos, las circunstancias que circulan en el libro son aleccionadores no sólo de la historia sino también de lo que es el Estado concentrado en algunos propósitos concretos”.

Satur sugirió hacer “un pequeño ejercicio, acordémonos qué estábamos haciendo el 24 de mayo de 2020. Estábamos todos en nuestras casas. Algunos con alguna credencial podíamos salir a hacer alguna actividad, pero estaba toda la cadena nacional mediática transmitiendo desde alguna autopista a ver si un surfer se retrasaba al llegar a su casa”. Y recordó que “hace exactamente dos años un policía federal en Berazategui mataba a Alan Maidana” y que en ese momento “Cristina Castro y sus abogados estaban empezando a gritar fuerte desde ese sur bonaerense dónde estaba Facundo”.

“Pasó la pandemia, si se quiere, pero lo que no se terminó es ese ‘virus’ de la desaparición de personas que sigue vigente, que en verdad es el extremo de una cadena. Alan es víctima de gatillo fácil y sólo por capricho de las circunstancias no es otro desaparecido. Facundo podía no desparecer y quedar su cuerpo baleado al borde de la ruta. Por eso el título del libro no sólo habla de víctimas sino también de una potencialidad”, afirmó. “Ese virus pica muy rápido, apenas entrás a una de esas fuerzas te encajan el manual de múltiples acciones, entre ellas la de la desaparición forzada y qué hacer ante ella. Por eso nadie se ‘quiebra’. Para combatir ese virus son necesarios libros como éste. Y obviamente la lucha colectiva, que nos permite pensar que también el enemigo es ‘colectivo’, porque es un Estado armado de mil formas. Y no alcanza con poner en las secretarías de Derechos Humanos a personas no comprometidas con la represión o incluso familiares de desaparecidos. La lucha es contra un Estado de conjunto”.

“Adriana fue a buscar los hilos conectores entre los casos

María del Carmen Verdú, quien prologó el libro de Meyer, dijo que vio “crecer” el libro “a lo largo de muchísimo tiempo”, al compartir con la autora “mucha información, consultas y contactos a medida que ella iba tomando como ejes o temas para sucesivas coberturas. Adriana investigó todos los casos con la misma profundidad y dedicación con las que ha laburado infinidad de hechos de gatillo fácil, de muertes en lugares de detención y demás modalidades de la represión estatal”.

A su vez reflexionó: “en cualquier tema que publican las personas vinculadas al trabajo de prensa, sea de política, de farándula, de lo que sea, si Juan dice ‘A’ sobre Pedro van y le preguntan a Pedro y aunque sea ponen ‘le preguntamos y no quiso hablar’, pero jamás dejan de escuchar ‘las dos campanas’. Sin embargo, cuando del lado del perpetrador está el aparato represivo estatal hay una sola versión, que es la policial, la oficial, la misma con la que se ponen a trabajar los juzgados y los fiscales (con contadísimas excepciones individuales) y esa versión que pintan y pegan se transmite en los medios de prensa. Adriana, en cambio, fue a buscar en cada ocasión la palabra de las personas allegadas a la víctima”.

“También fue a buscar los hilos conectores entre uno y otro hecho y empezó a tirar de la piola para atrás”, dijo Verdú. “Y tan para atrás nos podemos ir que podemos llegar hasta 1919 y las cuarenta desapariciones forzadas en la represión de la Semana Trágica. Y ni hablar en las décadas posteriores. Por algo Rodolfo Walsh escribía sobre gatillo fácil, sobre la tortura y las muertes en cárceles y comisarías, sobre las desapariciones forzadas y hasta sobre los femicidios de uniforme”, agregó.

La referente de Correpi concluyó afirmando que “este libro no es sólo la historia de cada hecho sino la historia de esa lucha, de esa batalla por lograr que hoy hablemos ‘con naturalidad’ de desapariciones en democracia, una expresión que hace veinte años no lográbamos que apareciera impresa”.

“Un libro incómodo”

Constanza Brunet, directora y editora de Marea Editorial, fue la anteútima oradora. Dijo que “éste es un libro incómodo, que difícilmente nos compre algún gobierno para dar en las escuelas, aunque lo deberían leer. El libro no sólo habla sobre las desapariciones y los desaparecidos y desaparecidas, sino sobre la lucha por esclarecer esos hechos y porque se haga justicia”. Y recordó que “el Estado no tiene un listado completo y fiable de desaparecidos y desaparecidas en democracia”, por eso en el libro “figura el listado de Correpi, lo que también muestra qué ausente está el Estado en esto. Desde mi humilde lugar de editora me siento feliz de poder haber publicado este libro y aportar a la memoria en nuestra colección Memoria Urgente”.

“En negocios y en represión no hay grieta”

El evento finalizó con las palabras de Adriana Meyer, quien agradeció a su familia, a todas y todos los presentes y a quienes colaboraron con ella en la realización de su obra. “No me alcanzan las palabras para decir gracias a quienes hicieron posible esta presentación tan hermosa y tan cargada de contenido y de memoria”, arrancó.

Meyer confesó que fue Nora Cortiñas quien la “iluminó” en una de las primeras marchas por la desaparición forzada de Santiago Maldonado en Plaza de Mayo, cuando dijo “con la lucidez que la caracteriza que ‘todos los gobiernos tienen desaparecidos, háganse cargo’. Y en pleno ASPO, hace dos años, cuando por la necesidad de ‘cuidarnos’ de la pandemia largaron a esta policía de gatillo fácil y asesina a las calles y desaparecieron otras vez dos personas” decidió publicar la compilación de hechos que venía registrando desde hace años.

Así, logró llegar a la conclusión de que “en negocios y en represión no hay grieta. En el país de los 30.000 y del juzgamiento del genocidio reconocido internacionalmente una persona en la calle sin documentos se puede perder en la burocracia administrativa estatal, nacional, provincial y de la ciudad. Se la puede llevar una ambulancia por un accidente y si nadie reporta dónde está, es imposible encontrarla. Porque nadie le toma sus huellas digitales. Imagínense lo que les espera a quienes realmente quieren ocultar”.

Detalló que había invitado a la presentación a la familia de Francisco Cruz, “uno de los desaparecidos del gobierno de Alberto Fernández. Él era sostén de su casa y la mamá me dijo que no podían venir porque no puede dejar el trabajo y el resto de su familia cuida a los niños. El Estado les quita a sus seres queridos y al menos debería proveer una cobertura material para las víctimas”, denunció.

Finalmente Meyer recordó que en libro se habla de 218 casos y que “no sabemos si en el caso de Tehuel tuvo que ver la Policía o no, pero cuando se pueda vamos a necesitar una reedición, porque Lautaro Rosé estuvo desaparecido en Corrientes, también está Cecilia Basaldúa y tengo más nombres para agregar”.