Con hechos, anécdotas, datos e ilustraciones que se remontan desde la época de la colonia hasta ahora, el periodista Osvaldo Bazán devela una "Historia de la homosexualidad en la Argentina" y señala la matriz cultural y los prejuicios sobre el tema que todavía continúan vigentes.
"Esta historia es muy pesada, se cuenta por sí sola", dijo Bazán, sorprendido por datos inéditos de su investigación "y la fuerza que cobran los hechos al ser sistematizados".
"Cuando el poder lo ejerció la iglesia, la homosexualidad fue un pecado; cuando pasó a manos del poder científico, una enfermedad y al recaer en la sociedad política, un delito. El tema fue siempre usado por el poder para dividir aguas", afirmó.
"No podía analizar esta problemática y sus marcas nefandas en la historia, sin partir de un contexto que nos lleva a la época de la conquista. El aprendizaje brutal -por ejemplo- que tuvieron que hacer los mapuches ante la irrupción de los españoles y como al perder su esencia perdieron su identidad como pueblos", contó.
En el tema sexual, "los mapuches tenían un concepto de igualdad sexual que en más de un país del Occidente puede ser visto aún hoy con envidia. Para ellos, un hombre que se 'afeminaba' no perdía ningún estatus, privilegio o poder porque tanto hombres o mujeres eran vistos en un pie de igualdad. Ser menos hombre no era mal visto porque ser mujer no lo era".
En nuestra sociedad "como la mujer no está en un pie de igualdad, el machismo no entiende que el hombre pudiendo ser el dominante decida no serlo".
Bazán menciona en el libro, entre otros casos, al periodista Enrique Raab, "secuestrado con su pareja durante la dictadura militar. Se dice que era judío, izquierdista pero nada de su homosexualidad. Este dato se silencia aunque él no lo ocultaba".
"No debe haber sido fácil para Raab -subrayó-, ser homosexual y pertenecer al ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), por eso las marcas nefandas -de aquello que no hay que contar- no viene de sectores reaccionarios únicamente sino también progresistas".
En la década del 90, "la homosexualidad irrumpe en los medios, lo que significa un gran avance, aunque también desaparecen 80 travestis, desnudando las contradicciones de la sociedad".
Entre algunos asuntos que dan vueltas, figura el pedido de varias organizaciones de travestis para que se incorpore al Código Penal la figura del "crimen por odio". "Para eso se necesita que la sociedad vea el problema, que lo reconozca", consideró Bazán.
"Estos temas no se investigan porque el periodista que lo hace tiene miedo de lo que piensen los demás. ¿No será medio rarito?. Yo estuve viendo las notas que se escribieron sobre homosexualidad desde los años 80 y no somos más de 10 o 15 periodistas. De los cuales 8 o 9 somos homosexuales".
"Hay como un miedo heterosexual a tocar estos temas y esto les pasa también a los legisladores, que no legislan sobre el tema porque no quiere que les pongan el rótulo de homosexual", afirmó.
En los medios, "la injuria continúa como chiste, ahí se descargan las tensiones. El nivel de obsesión del fútbol con el tema -Bazán recopila cantos de los hinchas- es la obsesión de un país en que lo peor que te puede pasar es que te toquen la cola".
Sin embargo, "creo que hay un aprendizaje. Me llamó por el libro (Mario) Pergolini -que siempre hace bromas muy crueles- y él al igual que Hebe Bonafini o (José Pablo) Feinmann, hicieron un click y dejaron de lado una actitud discriminatoria. Que figuras públicas puedan reconocer su error, puede influir en la sociedad".
"No es casual que al final diga 'esto recién comienza', se están dando las bases para un debate. La historia argentina es una historia de las represiones a la sexualidad y a las libertades públicas. Esa impronta cultural, es muy difícil borrarla", dijo.
"La pelea reciente entre Moria Casan y Florencia de la V. que no tendría que haber traspasado los límites de una habitual pelea de vedette y se convirtió en una agresión gratuita", apuntó.
"Lo más terrible", mencionó Bazán, "fue que el insulto a una sexualidad diferente -'ese muchachito', dijo Moria de Florencia- vino de una persona que ha hecho profesión de fe de sus amistades homosexuales. Y lo primero que se le ocurrió es reaccionar como cualquier fachista".