Marea Editorial

Ni gaucho ni bruto: cómo volvió Güemes en pleno siglo XXI

Fue el bicentenario de su muerte y se revisó su figura. Hasta la controversia por un amorío, que lo dejó afuera de la batalla de Salta.

"A nada temo, porque he jurado defender la independencia de América y sellarla con mi sangre”, afirmaba Martín Miguel de Güemes en una carta a Pedro Olañeta -jefe realista de la vanguardia del Ejército de Lima- del 21 de octubre de 1816.

Temerario como pocos, líder del grupo que llevaba su nombre "Los Infernales de Güemes”, este 2021 la vida del patriota ha sido recordada con fervor y reactualizada en el bicentenario de su muerte, que se cumplió este año, en junio. 

Tres abordajes son clave, desde distintas disciplinas: la publicación de Güemes, el héroe postergado (Editorial Marea), de Alejandro C. Tarruella; la película Ensayo para Güemes, dirigida por Daniel Rosenfeld y la muestra Güemes, líder revolucionario, virtual y permanente que puede recorrerse en un micrositio creado desde el Museo Histórico Nacional (MHN).

Enamoradizo

"En 1812 -dice Tarruela- se lo acusó de estar 'relacionado en amores' con Juana Inguanzo, (exesposa del oficial, teniente de Dragones, Sebastián Mella) de Santiago del Estero. Belgrano, en medio de aparentes presiones internas, dispuso medidas contra él sin una certeza contundente del caso y lo apartó de sus funciones. Incidían en el caso, además, las ironías internas".

"Vale recordar -dice Tarruela- que Rosas crió al hijo no reconocido de Manuel Belgrano como suyo, Pedro Rosas y Belgrano".

La dudosa denuncia ante Belgrano la hizo el entonces intendente -así era el cargo- de esa provincia, Germán Lugones, el 1 de noviembre. El 10 notificaban a Güemes para que se presentara en Buenos Aires. "El 26 de noviembre el Triunvirato avalaba a Belgrano. Por este hecho Güemes no participó en la batalla de Salta. El tema no prosperó posiblemente por la caída del Triunvirato y Güemes sería ascendido a capitán de Infantería".

Tarruella destaca dos hitos güemesianos. Uno es "la labor protagónica de las mujeres". Y da un ejemplo; "Su hermana Macacha era casi la gobernadora, estando él en campo de batalla, y fue clave en la firma del Pacto de los Cerrillos (1816). Ellas fueron su aparato de inteligencia".

¿Cómo lo hicieron? Dice Tarruella: "Las famosas ‘Bomberas de Güemes’ como María Loreto y Juana Azurduy, trabajan en el territorio, con gran capacidad y sutileza se infiltran entre los españoles’”.

Héroe postergado o quizá, no tanto…

Tarruella buscó hacer un aporte diferente desde su reciente libro. En poco más de 200 páginas el autor bucea en su vida “a partir de las hipótesis de historiadores salteños (Bernardo Frías, Atilio Cornejo, Martin Miguel Güemes Arruabarrena -su chozno- y otros).

“En Güemes -dice Tarruella- tenés una línea mitrista, del 'Manco' Paz, que es la histórica y clásica de Buenos Aires que lo construye falsamente como un hombre inculto o bruto, indisciplinado, Incluso le atribuían una enfermedad terminal y negaban su formación militar”.

En realidad, dice el historiador, Güemes estaba “formado en la estructura militar desde los 14 años" y "era un baqueano de cuna noble". Mitre le decía ‘el guardián de la frontera’ -cuenta Tarruella- pero "en realidad aquella no existía. Güemes construyó con San Martín una línea común para llegar a Lima, el salteño desde el Alto Perú y don José por el Pacífico: eso quiebra a Mitre”.

En su obra, Tarruella lo sitúa en una dimensión cercana a la realidad: “Hay un Güemes desconocido: tiene monumentos en Antofagasta (Chile), en Bolivia".

Y otro hecho: "El 12 de agosto de 1806 -día de la Reconquista-, durante la Primera Invasión Inglesa, Güemes toma el buque Justina, algo que repercutió a nivel mundial por la novedad de que un hombre subiera a caballo a un barco artillado. No era un guerrillero sino un comandante, conductor político y jefe militar con autonomía táctica; tenía sus jefes en cada lugar: Warnes desde Santa Cruz de la Sierra; hasta Tarija y Abra Pampa con otros.

“Hay cantidad de mitos y repeticiones sobre su figura. Acá colaboró la historiadora salteña Sara Mata con un gran aporte. Incluso se lee en cartas de Güemes, y con su esposa también, su angustia y sufrimiento… Quizá muchas personas no lo valoran como se debiera; el bicentenario es una buena oportunidad para que eso ocurra".