En 2019, una usuaria de Twitter estaba indignadísima por qué unos trolos y no binaries montaron una perfo de voguing durante la marcha del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia. “Che no pueden ser respetuosos al menos UN DÍA y no ponerse a hacer el ridículo en una marcha tan importante como la de #MemoriaVerdadYJusticia? No sé cómo no les da vergüenza despolitizar y tomarse en joda todas las luchas por los DDHH” expresó la avinagrada twittera junto a un video donde un grupito de maricones convertían en runway la 9 de julio para mover la cuerpa al grito de memoria, verdad y justicia.
Entre los comentarios había acusaciones al colectivo LGBT por banalizar la lucha por los Derechos Humanos, por tener la cabeza quemada de glitter, por no quedarnos acotados a manifestarnos en “nuestra” marcha del orgullo, por dejar que la agenda neoliberal convierta en fiesta un acto de conmemoración y por hacer que a los heterosexuales les tiemble el culo. Una interminable lista de expresiones rancias, emergidas, lamentablemente, de compañeros y compañeras con quienes nos une la convicción de que los Derechos Humanos se defienden en la calle, aunque a ellos les guste más el piquete y la cacerola que la provocativa sensualidad de un cuerpo que se siente libre por fuera de la gris heteronorma.