La patóloga pediátrica Marta Cohen, radicada hace casi 20 años en el Reino Unido, aseguró que "la pandemia nos mostró cuán limitada es nuestra existencia si no hacemos algo para mejorar la salud y el ambiente" al dialogar, en una entrevista con Télam, sobre su reciente libro en el que hace un balance acerca de las lecciones y desafíos generados por la emergencia sanitaria mundial que provocó el coronavirus.
Nacida en la localidad bonaerense de Trenque Lauquen, Cohen estudió medicina en la Universidad Nacional de La Plata y en 2003 se mudó a Inglaterra, donde es Directora Clínica de Farmacia, Diagnóstico y Genética del Hospital de Niños de Sheffield. Además es miembro del Comité Ejecutivo del Grupo de Microbiología Forense y de Autopsia de la Sociedad Europea de Microbiología y Enfermedades Infecciosas (Escmid).
Tras alcanzar una gran popularidad debido a sus informes sobre la crisis sanitaria mundial provocada por el SARS-CoV-2, Cohen publicó "Un Mundo en Pandemia. Lecciones y desafíos del coronavirus", que presentará el 14 de mayo a las 18.30 en la 46° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Desde su lugar de residencia, Cohen dialogó con Télam sobre cómo la pandemia cambió su vida y al mundo, los errores que se cometieron, los aprendizajes y los desafíos a nivel planetario.
Télam.: ¿Cómo cambió la pandemia tu vida?
Marta Cohen: Mi vida cambió drásticamente. Los días siguientes a que se declarara la pandemia, hablando con mi hermana, que es comunicadora social y está en La Plata, me pedía información para difundir. Fue ella quien me sugirió que hiciera videos cortos y me fue guiando en cómo comunicar. Esos videos eran para amigos y familiares pero comenzaron a llegar a muchas personas más.
El estallido mediático llegó en junio de 2020, cuando salieron los resultados de la fase 2 de la vacuna de Oxford y grabé un video dando un poco de esperanza en un momento de mucho aumento de casos y muertos. Ese video se viralizó y llegué a tener 250 pedidos de entrevistas en un día.
A partir de ahí comenzaron a llamarme no sólo de Argentina, sino también de Perú, Chile, Uruguay, Miami, Colombia, México, China, Rusia, fue arrollador.
T.:¿Por qué cree que se dio este fenómeno?
M.C.: Creo que se dieron muchas cosas. Por un lado, me gusta mucho la docencia y para ser docente hay que saber explicar; también como soy revisora de muchos artículos tengo el oficio para distinguir cuándo una información es verdadera y cuándo la evidencia tiene valor o le falta. Sé el valor que tiene para la gente la información. Yo trabajo en las autopsias de niñas y niños y cuando hablo con los papás sé cuán importante es, cuánto les alivia el dolor, saber de qué falleció su hija o hijo. Entonces pensé que en medio de la pandemia era bueno que hubiera una voz con información.
Siempre traté de comunicar sin meterme en la cuestión política. Muchas veces me preguntaban por los errores de Argentina, yo respondía pero aclaraba que todos los países del mundo se confundieron; es decir, siempre traté de suavizar la tendencia a favor o en contra que dependía del medio que me llamara, pero no siempre lo logré.
La peor vez fue una vuelta que me preguntaron sobre una declaración en relación a las vacunas del entonces ministro (de Salud) Ginés González García y dije que me parecía que estaba generando falsas expectativas, pero en un contexto de charla y entonces un medio nacional tituló "Marta Cohen contradijo al ministro", y yo no lo había expresado así. Igual, esto no pasó sólo en Argentina, sino que sucedió en todo el mundo.
T: En el libro enumera varios errores que se cometieron en la pandemia. ¿Si tuviera que hacer un ranking cuáles serían los tres peores?
M.C.: El primer error fue que no había un plan. Y dentro del plan incluyo que no había una vigilancia epidemiológica global, con identificación y secuenciación de genomas de virus o bacterias que permitan identificar enfermedades infecciosas nuevas. Esto hubiera permitido alertar un brote epidémico antes de que se convierta en una pandemia. Tampoco había una estrategia de comunicación, cada uno hizo lo que pudo y como pudo, y esto dio origen a muchas falsas noticias..
En segundo lugar creo que China no fue del todo transparente. Notificó tarde cuando ya tenía muchos casos de neumonía atípica y el virus ya había salido de Wuhan. Luego la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo dificultades para investigar en China el origen. No hay evidencia para decir que se trate de un virus creado por los chinos adrede, yo no creo que haya sido así, pero las dificultades para investigar hacen que existan ese tipo de sospechas.
Todo esto llevó al tercer error que es que se tardó en declarar la emergencia sanitaria internacional, que llegó recién el 11 de marzo. La misma OMS reconoció que tendría que haberse declarado antes porque mientras el virus se mueve con velocidad el organismo siguió los tiempos de muchas cuestiones burocráticas.
T.: ¿Cree que se aprendió algo de esos errores?
M.C.: Algunas cosas están mejorando. Lo que está pasando ahora con los casos de hepatitis de origen desconocido demuestra que hemos aprendido que hay que investigar rápidamente. Hoy se sabe que son casi 200 casos, cuáles son los síntomas, se está investigando la causa y se dieron alertas.
T.: ¿Qué cosas se pusieron en evidencia?
M.C.: La pandemia puso en evidencia la inequidad y los nacionalismos de los países. La Alianza GAVI, que apuntaba a distribuir las vacunas en forma equitativa en todo el mundo comenzando por los grupos de riesgo, fracasó por la influencia geopolítica de los países y de los laboratorios comerciales que querían tener la vacuna para ellos o más ganancia. Canadá compró siete dosis por habitante, Estados Unidos seis al igual que el Reino Unido, Israel pagó más de lo que valía en el mercado para tener prioridad. Entonces de alguna manera la OMS es responsable, pero los países poderosos son más responsables.
Hoy se están dando cuartas dosis a personas menores de 50 años y en África sólo el 10% de la población tiene las dos dosis; entonces si vos tenés a una persona de 70 años no vacunada en África y se agarra Covid tiene un riesgo de 1 cada 8 de morir, mientras que estamos vacunando a niños pequeños que, si son sanos, su posibilidad de morir es de 1 ó 2 por cada millón.
T: En el capítulo sobre los desafíos, el tema ambiental aparece en el centro.
M.C.: Cuando el mundo se enlenteció se redujo la emisión de gases y el ambiente mejoró porque pararon las fábricas y no se usaban los coches. Sin embargo, hoy asusta la cantidad de descartables (barbijos o guantes) que se están utilizando, muchos de los cuales terminan en el mar.
Sin dudas, esta pandemia puso en carne viva cuán limitada es nuestra existencia si no hacemos algo para mejorar la salud y el ambiente. Estamos solos pero estamos todos juntos en el planeta y esto es algo que no todos comprendieron. No vale la pena si un país hace las cosas bien y otro las hace mal, no sirve, porque la contaminación es al mundo. Esto que vivimos nos tiene que hacer abrir los ojos.