Durante su carrera, Luisa Valenzuela publicó más de 30 títulos entre novelas, volúmenes de cuentos y de microrrelatos, y ensayos. Su pasión por la escritura y su obra literaria son reconocidas en el mundo entero, pero su ejercicio del periodismo no ha sido tan visitado. Y en sus últimos lanzamientos -la novela Fiscal muere, un policial trepidante que explora el caso Nisman, y La mirada horizontal, una recopilación de crónicas y perfiles periodísticos de su autoría- convive el espíritu inquieto de la escritora y periodista. En diálogo con El Destape, Valenzuela adelantó sus últimos trabajos editados por interZona y Marea Editorial.
- Es la primera novela policial que leo con la pandemia como escenario. ¿Cómo fue tu experiencia de escribir en cuarentena?
Te confieso que durante todo el 2020 estuve escribiendo otro libro. Venía algo golpeada y saliendo de una meningitis, otra pandemia que me agarré en 2010, que me dejó con dificultades para escribir. Cuando volví al ruedo, escribí bastante. Reflexiones, pequeños cuentos. Es curioso porque en el 2010 me agarró un espíritu poético y en el 2020, durante este tiempo de horror y muerte, viré hacía lo lúdico y patafísico. Ahí completé Interior día, interior noche, libro que originalmente iba a publicar, hasta que me cayó un rayo con la historia de Fiscal muere. En el libro la pandemia está muy presente.
- Y también los hechos sociopolíticos de una Argentina reciente
Sí, claro. Pero mientras escribía no pensaba en eso. Mientras que el periodismo responde a la mirada horizontal de los hechos, en la literatura prima la verticalidad: en Fiscal muere hubo un cruce entre ambas.
- Masachesi, el protagonista de Fiscal muere, no responde a la imagen que tenemos de las fuerzas de seguridad. ¿Qué te gusta del personaje?
Es asombroso haber creado un policía al que le gusta la escritura. Es alguien muy Sui Generis, ¡quería estudiar Literatura! Por ese perfil lo terminan rajando de las fuerzas. Es un ser cristalino que, de alguna manera, reivindica la transparencia –cosa que está bastante manoseada- con sus fuertes ideales de justicia. Masachesi resuelve el enigma de esta muerte confusa por cierto, que es bastante clara para mí y muchos de los que somos más sensatos.
- La muerte de Nisman.
Un lawfare de pura cepa, una muerte totalmente aprovechada para intentar voltear al Gobierno y generar un circo mediático. Quiero que, a través de la novela, la gente pueda reflexionar a fondo este caso.
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"Me hice periodista en la calle y el oficio me permitió estar en todos los escenarios"
- ¿Siempre quisiste convertirte en periodista?
Quería ser todo: exploradora, científica, físico matemática. Cuando terminé el bachillerato quería seguir con un aprendizaje eterno de todo, ser “todóloga”. Tengo una gran curiosidad. El periodismo me permitió explorar esa vía. Me hice periodista en la calle y el oficio me permitió estar en todos los escenarios.
- Todos esos años de trabajo se ven reflejados en el libro que compiló Marea Editorial con una selección de tus crónicas y perfiles. ¿Hay alguna historia que te haya conmovido más de lo normal, en tu labor como cronista?
Cubrí tantas historias que me es muy difícil seleccionar algunas. Hubo encuentros directos con personajes maravillosos que me marcaron. Niní Marshall, por ejemplo, me mostró un montón de documentos muy personales. Fue muy lindo. Cuando hacía la recopilación de perfiles terminé sorprendida ya que logré revelaciones insólitas. Creo que los entrevistados sienten una empatía en mi persona que les permite abrirse y hablar. No es fácil.
- ¿Pasaste por figuras complejas y con poca apertura para la charla?
Hubo un caso, cuando me mandaron a hacerle un reportaje al futbolista y entrenador de Boca, Toto Lorenzo. Parecía una entrevista imposible. Yo no tenía idea de fútbol, sigo sin tener mucha idea. Esa nota era una trampa porque Toto Lorenzo se negaba a dar entrevistas. Mirá como se dieron las cosas que acabé por sacarle la primicia de que estaba por sacar un libro. Esa, creo yo, es la magia de estar abierta a lo que te va a decir el otro. Tratar de comprender la energía de la otra persona.