Libros de canciones, de músicos, de sonidos que materializaron la disrupción de una época. Libros para reconocernos en nuestro pasado y para sensibilizarnos con las intimidades del presente. Libros para entender cómo las fantasías habitan en los barrios y cómo nuestros vecinos protagonizan mitologías. Libros: siempre libros. Porque sin importar las coyunturas que convierten lo inverosímil en cotidiano, los programas que se desfinancian y las leyes que se lanzan entre el prejuicio y la improvisación, continúa existiendo un núcleo de resistencia en torno al universo editorial argentino que, respaldado con la renovación de lectores (que aún en este 2024 siguen llenando las ferias), sostienen la identidad del libro nacional.
Es la inquietud de los nuevos autores, el impulso de los investigadores y la versatilidad de los sellos independientes lo que garantizó la calidad editorial del 2024 argentino. Con listas de novedades más acotadas pero con recuperaciones ambiciosas de autores que se encuentran en plena vigencia, el año estuvo marcado por la sensibilización con la urgencia. “Creo que el libro adquiere una significación muy especial en estos momentos. Me parece atinado instalarlo como un justo representante de todo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura”, convocó Liliana Heker en el discurso inaugural de la Feria del Libro de Buenos Aires. “Somos nosotros todos juntos algo hermoso, algo inmenso, algo precioso y que está tan vivo”, exaltó Beatriz Vignoli, desde la Feria del Libro de Rosario.
En este 2024 donde los lectores, autores, editores y libreros reafirmaron su compromiso en torno a una identidad del libro nacional, Indie Hoy seleccionó diez de los títulos más destacados del año.
Un tornado dulce, de Lalo Ugarte y Sergio Sánchez
Marea
La identidad de nuestra patria no se puede tocar, pero toda sensibilidad atenta puede detectar dónde se encuentran los testimonios de lo popular. En Gabo Ferro se transparentan una amalgama de todas esas voces que nos volvieron comunidad. Un tornado dulce reconstruye cómo sus impulsos lo llevaron a absorber los estímulos de su época y a documentarlos en el formato que le permitieran la mayor libertad expresiva, construyendo un género que lleva su nombre: entre el hardcore y la poesía, el ensayo y el teatro.
Aunque está organizado con cronologías y fotos de época, el desafío de los periodistas Lalo Ugarte y Sergio Sánchez radicaba en encontrarle cauce a la desmesura de la vida artística e intelectual de Gabo Ferro, una tarea que alcanzan por presentar los contextos y administrar el ingreso de entrevistados (los más precisos, los que vivieron ese momento). “En este libro naufragamos”, aclara Ugarte y es posible rastrear cómo disfrutaron las olas de Ferro, cuya música se pueden escuchar en plataformas y sus investigaciones históricas en la editorial Marea (sello que también publicó esta biografía), pero cuyo mito circula en el boca en boca más nítidamente gracias a las imágenes que repiten quienes vieron sus performances.
En cada página se descubre que Gabo siempre estuvo ahí, junto a Gabriel Ferro, en el encuentro de fronteras, en el disfrute del color paria: entre lo porteño y lo rural, el fútbol y Borges, el rock y la colimba, el jolgorio y el VIH, la comunidad y el neoliberalismo. En todos lados está él como artista, con la expresión emancipada como única protegida, entre la recuperación de los autores que se preguntan: “¿Cómo será eso de vivir peleado con la canción capitalista?”. La proximidad a la respuesta se encuentra en su obra (12 discos, 4 libros), que seguirá vigente en la insolencia de su clasificación, pero mucho más allá de ella nos quedará su genuino espíritu, un antónimo de estos -y otros tantos- años, que en su transgresión comunitaria busca colectivizar rituales de generosidad para que el amor nos acerque a recuperar la disrupción que necesitamos.