“A partir de los doce años, ¿qué noticias tiene de la vida una muchacha de Junín? ¿Con quién se comunica, qué lee, qué aspira a ser? ¿Cómo llena sus días? No cabe duda de que Eva los llenaba con la imaginación. Y como ella misma aclara: ‘El tema de los ricos y de los pobres fue, desde entonces, el tema de mis soledades’”.
En su libro Eva Perón, publicado por primera vez en 1984 y que hoy rescata la editorial Marea, la escritora Libertad Demitrópulos construye una biografía sutilmente novelada de la mujer que llegó a la Capital desde un pueblo del interior de la Provincia de Buenos Aires, con el objetivo de convertirse en actriz y formar parte del mundo del espectáculo.
Demitrópulos nació en Jujuy en 1922, se recibió de maestra normal en Salta, estudió Letras en la Universidad Nacional de Tucumán y llegó a Buenos Aires en el mismo momento en el que surgía el movimiento peronista. En 1951 se casó con el poeta Joaquín Gianuzzi; publicó críticas literarias en distintos diarios y revistas y fundó la Unión Feminista Argentina (UFA) junto a la cineasta María Luisa Bemberg.
“Evita fue una feminista transgresora, que puso una dirección emocional femenina en la política que hasta entonces no existía”, dijo de su biografiada, a quien retrató a partir de una investigación basada en distintas fuentes y documentos de la época, así como en testimonios de quienes la conocieron y trataron con ella tanto durante su etapa artística –el director de cine Mario Soffici– como como en sus años de actividad política, entre ellos un dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica o una enfermera de la Fundación Eva Perón.
“Creo que nací para la Revolución. He vivido siempre en libertad. Como los pájaros siempre me gustó el aire libre del bosque. Ni siquiera he podido tolerar cierta esclavitud que es la vida en la casa paterna o la vida en el pueblo natal [...] Muy temprano en mi vida dejé el hogar y mi pueblo y desde entonces he sido libre. He querido vivir por mi cuenta y he vivido por mi cuenta. Me gusta la libertad como le gusta al pueblo, y en eso como en ninguna otra cosa me reconozco pueblo”.
Demitrópulos fue una fervorosa militante peronista, que conoció a Evita en el hogar-escuela que llevaba su nombre.
En su retrato, narra la vida de la abanderada de los humildes desde su infancia, en una casa con una madre “agachada junto a la máquina de coser” y hermanos que iban y venían, hasta que en 1944 se produjo el gran encuentro: Juan Domingo Perón quedó maravillado con “esa muchacha de ojos negros de extrañas luces”, y sorprendido por “la fogosidad y el interés” que ella demostró por los problemas sociales. A partir de ese momento, cuenta el libro, todo fue transformación.