Hacía poco que había cumplido la mayoría de edad, así que Reynaldo Arce tuvo que hacer una pausa en su bien vivida juventud para ingresar al servicio militar. Era febrero de 1982. No se imaginaba que dos meses después, las vacaciones y las fiestas serían pérdidas insignificantes ante el terror, el frío y la hambruna que le deparaba una trinchera. Por su lado, Darío Correa también ingresó al servicio militar, pero para él no era una pérdida de tiempo, sino una oportunidad de salir de la monotonía de su barrio. En abril de 1982 comenzó a percibir una atmósfera extraña en la comunidad militar. Nadie decía nada. Se embarcó en el ARA General Belgrano, que no tardaría en ser bombardeado por un submarino inglés, fuera de la zona de guerra. Es uno de los náufragos sobrevivientes a esa tragedia. Una mañana, Alberto Filippini, piloto cazador, fue enviado a las Malvinas con la misión de bombardear buques ingleses. Hasta ese momento supo que estaban en guerra y que las posibilidades bélicas de Argentina eran minúsculas ante la potencia de Inglaterra. Aun con ello cumplió debidamente con su misión. A cuarenta años de la guerra de las Malvinas, Pablo Melicchio ofrece estos tres testimonios reales de sobrevivientes a esa breve pero atroz conflagración. La isla interior no solamente es un relato histórico, sino una gran reflexión sobre la injusta cultura de guerra a la que estamos sometidos los ciudadanos comunes y corrientes, y de la que nos debemos liberar.