El autor, Pablo Melicchio, es vecino de Castelar, en el Conurbano Oeste, docente, escritor, periodista y psicólogo. Desde 2018, es ciudadano ilustre de Morón. Trabajó en clínicas de salud mental, institutos de menores y con personas en situación de calle, experiencias que lo marcaron y se espejan en su escritura. Viene de publicar, con gran repercusión, “El lado norita de la vida”, diálogos con la Madre de la Plaza Nora Cortiñas. “La isla interior es descendiente de El lado norita de la vida, una suerte de continuidad. Me quedó resonando el final de la dictadura y Malvinas como puente hacia la democracia”, cuenta Melicchio, en diálogo con Somos Conurbano.
A lo largo de 248 páginas, La isla interior (Colección Urgente) habilita la inmersión en un momento histórico, en el clima hostil del Atlántico y en la cosmovisión de un país exaltado en plena dictadura. En Malvinas ocurrió un genocidio que significó más de 600 fallecimientos y más de mil heridos. Muertos en las islas o después, desde adolescentes que cumplían el servicio obligatorio hasta militares de alto rango. También hubo mujeres y hombres que siguieron con vida, pero con la vida trunca. Algunos implosionaron; otros fueron sanando a través de la palabra, el arte o la toma de conciencia que significó la defensa de la Patria.
AGUA, TIERRA, AIRE… FUEGO
Provenientes de distintas clases sociales y disímiles trayectorias, los veteranos de guerra Reynaldo Arce, Darío Correa y Alberto Filippini combatieron en las Malvinas, en agua, en tierra y en aire. Los unen las mismas preguntas: ¿Cómo se vuelve de la guerra? ¿Cómo sigue la vida de quien estuvo al borde de la muerte? ¿Cuándo se detienen las imágenes de un conflicto que se llevó a sus compañeros y su juventud? Y, principalmente, ¿por qué les tocó a ellos? Melicchio recupera la vida de estos tres hombres y analiza la culpa de los sobrevivientes y el mandato de silencio que potenció el drama. A cuatro décadas del conflicto, sus testimonios rompen con el manto de olvido que les impuso la sociedad y los forzó a permanecer muchos años dentro de la isla que cada uno construyó en su interior.
“Reynaldo Arce y Darío Correa eran conscriptos, pibes de 18 años que les tocó el servicio militar obligatorio y que nunca en su vida habían pensado en disparar un tiro. Tenían una vida como la de cualquier joven, de ir a bailar en el boliche del pueblo o de su ciudad, y de pronto estaban en una guerra en altamar. Alberto Filippini sí era militar de carrera. Es un héroe de la guerra, responsable del hundimiento del (HMS) Argonaut”, precisa Melicchio. Y cuenta: “En las entrevistas que tuvimos se soltaron, contaron muchísimas cuestiones de sus vidas. Necesitan ser escuchados, necesitan no ser olvidados. En la etapa siguiente a la guerra hubo una desmalvinización, se sostuvo un pacto de silencio. Con el tiempo, los ex combatientes pudieron alzar su voz”.
Como consecuencias del destrato y el olvido, Malvinas es una historia que prolonga su dolor mucho más allá de 1982, con jóvenes y hombres que se suicidaron, o que, con los años, generaron enfermedades psicosomáticas o cuadros psiquiátricos. “Este es un libro muy terapéutico, le sirvió a los veteranos que contaron su historia y le sirve a toda persona que haya estado vinculada a Malvinas y a todo lector/a que quiera saber de los efectos de traumas no elaborados, personales y sociales”, sostiene Melicchio.
El autor detalla: “El libro tiene cuatro capítulos centrales, tierra, aire, agua y fuego. Esto implica cuatro abordajes y miradas diferentes. Por cada elemento, entrevisté a un ex combatiente y cada capítulo está impregnado de preguntas psicoanalíticas sobre la vida, la muerte, la guerra...”.
“Fuego es el final del libro. Tiene que ver con la idea de que donde hubo fuego, cenizas quedan. Es pensar la memoria como aquello que a veces se intenta apagar pero, si se soplan las cenizas, se reactiva el fuego, como la memoria. No hay que permitir el olvido”, concluye Melicchio, concepto clave que nos devuelve a aquella idea de continuidad entre El lado norita de la vida y La isla interior.