Por Laura Loncopan Berti
En los discursos de las mujeres de clases bajas, las intervenciones para interrumpir un embarazo implican un alto riesgo para su salud. Dice Estela:
“Después en la madrugada, acá en mi casa, me descompuse, me llevaron al hospital y cuando me llevaron al quirófano, a mi mamá le dijeron que no sabían si iba a salir con vida. Así que después de ahí me internaron. Quedé un palo”
Este y otros relatos fueron recorridos por July Chaneton y Nayla Vacarezza, autoras de “La intemperie y lo intempestivo. Experiencias del aborto voluntario en el relato de mujeres y varones”. Los encuentros resultaron movilizantes tantos para las y los entrevistados, como para quienes oficiaban de oyentes. “Mucho habitar las palabras, ubicarse en el medio de esas palabras, y estuvimos ahí adentro un año”, cuenta Vacarezza. “Lo que hicimos fue hacer la cartografía, la descripción”, agrega Chaneton.
¿Por qué incluyeron en las entrevistas a varones?
Nayla Vacarezza: La temática del aborto es algo que evidentemente afecta, en primera instancia, a las mujeres, y mismo es un tema políticamente impulsado por el movimiento feminista y siempre las mujeres, la subjetividad de una mujer, siempre está en primer plano, el cuerpo de un mujer, pero si lo pensamos como un problema social es necesario abrirlo a todos los que participan del acontecimiento de un embarazo.
July Chaneton: Los varones que participaron de un embarazo que terminó en aborto voluntario, ellos también han sido afectados por la prohibición del aborto, por la clandestinidad del aborto, en distintos aspectos, en sus afectos y en sus derechos también, derechos reproductivos.
¿Cómo hicieron para seleccionar los testimonios?
July Chaneton: La dificultad mayor estuvo en conseguir los testimoniantes varones, eso fue más difícil. De hecho tenemos menos entrevistas con varones. Y también estaba la variable de la generación. El planteo del proyecto era género, o sea mujeres y varones, clase, distintas clases sociales o sectores sociales, medios y bajos en este caso, y generaciones también. Entonces por ejemplo hay una señora de ochenta y pico de años, entrevistada, hay dos señoras de aproximadamente cincuenta y siete, cincuenta y ocho años, y después muy jóvenes, y algunas de treinta y pico. La construcción de ese conjunto de testimonios no se hizo en base a los criterios metodológicos clásicos.
Nayla Vacarezza: La selección tuvo más que ver con la posibilidad de acceder a esos testimonios y de poder entablar un vínculo de cierta confianza, y tratando siempre de generar una variedad de posiciones y un equilibrio.
uly Chaneton: Lo que nosotros queríamos era describir todos los procedimientos y las figuras propias de lo que se puede llamar el discurso social del aborto, porque acá el objetivo fue siempre dar cuenta del aborto no como un problema a debatir con términos abstractos, de la ética, de la filosofía, o de los derechos, tampoco los derechos, sino el aborto en su acontecer social.
En el capítulo Cuidarse/Sucede una de las mujeres asegura: “si lo hiciste y no te cuidaste, bancatela”, y eso me recordó a que hay cierto consenso social en cuanto a que en casos de abuso las mujeres puedan interrumpir su embarazo, pero cuando se trata de que decidan sobre su propio cuerpo, sin que medie esta circunstancia, se les impide. ¿Por qué creen que ocurre eso?
July Chaneton: En el caso de los abusos, las violaciones, ahí se constituye una víctima, y una persona débil, debilitada y a proteger, que lo es. Entonces empieza a funcionar una instancia protectora y hay un sujeto que ha sido sometido a la máxima pasividad. Lo que corresponde es que la sociedad proteja, responda a la víctima. Cuando se trata de una mujer que decide sobre la vida y la muerte, porque finalmente decide si continuar o no continuar un embarazo, ésta es la tamaña soberbia. Esa es la soberbia, la forma de dominio que representa la prohibición del aborto que tiene como blanco doblegar esa soberbia de decidir por sí misma sobre su cuerpo y su sexualidad.
Nayla Vacarezza: Una mujer siempre se la banca, en el sentido de que si decide continuar se la banca y si decide interrumpir también afronta un proceso que tiene que bancar, poniendo su cuerpo y una cantidad de recursos, y movilizando si necesita sus conocidos ,o a otras personas que estén cercanas para poder bancarse lo que le pasó.
July Chaneton: La penalización del aborto se sustancia en la penalización del goce sexual de una mujer, el derecho al goce.
Nayla Vacarezza: El goce sexual como riesgo también, como una cosa peligrosa que te puede salir mal o bien, si sale mal tenes que soportar el camino de embarazo forzado.
En un tramo del libro ustedes sostienen que pese a lo que muchos y muchas puedan pensar, no hay en estas personas sentimientos de culpa
July Chaneton: Para el conjunto de entrevistas nuestras lo que encontramos es que siempre es algo que se le impone como una necesidad para poder seguir viviendo una vida vivible. Una vida no alienada.
Nayla Vacarezza: Las mujeres son muy conscientes de lo necesario que es interrumpir ese embarazo, entonces la culpa no corresponde. La culpa es un sentimiento que no corresponde porque se trataba de sobrevivir, sobre todo. Eso también es interesante porque lo que tratamos de mostrar es que hay una vida en juego, hay una vida que está en primer plano. Una vida actual, con sus relaciones sociales, con sus afectos, con todo un entorno social que soporta esa vida también.
El libro se puede conseguir en las librerías El Amante y Yenny de la ciudad de Neuquén. Las autoras lo presentarán hoy en el museo Gregorio Alvarez, ubicado en Brown y San Martin, a partir de las 18:30 horas. Allí habrá ejemplares para su venta.