«Mamá, tu vida es una novela”, le dijo Cecilia a su madre. “Escribí tu vida y vas a tener una novela, después si querés escribís otra. Yo te ayudo”. El estímulo amoroso de Cecilia Molinari conmovió a la pionera del rock argentino, Gabriela Parodi podía contar de una buena vez y para siempre la historia que excedía su faceta pública de cantante y compositora. Los archivos de la prensa musical la ubicaban como la primera mujer en subir al escenario del mítico Festival B.A. Rock de 1971 y al otro año repetir la hazaña con la edición de un estupendo disco debut. Después todo se vuelve un rastro borroso: el exilio voluntario a Los Ángeles con su pareja de ese momento, el guitarrista de Almendra y Color Humano Edelmiro Molinari, la maternidad, sus álbumes grabados en Estados Unidos, los regresos esporádicos al país y algunas noticias perdidas que la ubicaban, por ejemplo, al lado de músicos legendarios como el genial Bill Frisell.
La reciente edición de Las mil vidas de Gabriela despeja el banco de niebla y amplía la capacidad de asombro ante una autobiografía que supera los límites acotados de la literatura del rock para convertirse en un fascinante libro de memorias. Sin la ayuda de un ghostwriter, Gabriela pasea con elegancia y rigor por esas vidas recuperadas que transitan casi ocho décadas de arte, aventuras y emancipación.
“Escribir este libro fue muy liberador. Uno a veces tiene la cabeza tan llena de cosas que no entra nada más y ahora siento que tengo mi cabeza vacía y puedo empezar a hacer otras cosas”, dice la autora en una soleada mañana de noviembre. “Por momentos sentía que no tenía una sola idea y no las tenía porque estaba llena de un pasado; mi edad, imaginate… Cargo una mochila muy pesada y, si no saco cosas y sigo agregando, me mata. El libro fue eso y hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de algo, de escribirlo, de promocionarlo…”.