El próximo jueves a las 18 se realizará la presentación del libro “La cabeza de Mariano Rosas”, del escritor, guionista y cineasta Sergio Schmucler. La velada se desarrollará en el auditorio de la Medioteca Municipal Mariano Moreno (Sabattini 40), y contará con la presencia de Mariana Barcellona, docente de la Cátedra de Literatura Argentina I de la UNVM. Cabe agregar que la propuesta se enmarcará en el marco de los cinco años de la Librería Universitaria Edith Vera del sello Eduvim, que se ubica en calle Chile. Previo a su llegada El Diario dialogó con el autor, quien naciera en Córdoba en 1959 y reparte actualmente su vida entre la Docta y México, a donde se exiliara en 1976. -¿De qué manera llegó a vos la historia de Mariano Rosas? ¿La conocías de antes? ¿Qué más te atrajo de su singular trayectoria? -Conocí la historia de Mariano Rosas gracias a mi oficio de director de cine: por un lado al realizar “Curapaligüe, memorias del desierto”. Estando en el sur de la provincia me contaron historias de los ranqueles, y también sobre la vida de Lucio V. Mansilla, cuando fue responsable de la frontera con Tierra adentro. A su vez, gracias a presentar “La Herencia”, en el Festival de Cine de La Pampa, tuve la oportunidad de conocer Leubucó, el lugar en donde vivió Mariano Rosas (nacido como Panghitruz Güor) y tuve largas charlas con dos lonkos ranqueles, que me introdujeron en ese universo, tanto en relación al pasado como en el de sus sufrimientos y reivindicaciones actuales. -¿La genial anécdota del robo de la cabeza de Rosas por parte de Mansilla te perfiló la escritura hacia una novela de "suspense" o de un matiz policial más allá de que está inscripta en la novela histórica? -Seguramente por el oficio de guionista, para escribir siempre necesito primero tener claro un hilo narrativo que oficiará de articulador central. A partir de él construyo un artefacto literario, la trama, con el cual comienzo a organizar el rompecabezas. En ese sentido, inventar lo del robo me permitió por un lado tener el “clima” narrativo y por el otro darle suspenso, herramienta que en lo personal me resulta imprescindible para contar historias. En general no estoy muy de acuerdo con adscribir las obras literarias a géneros, sobre todo desde hace algunos años, en los que se vienen borrando las fronteras de manera crucial. En ese sentido no definiría mi novela ni como policial ni como histórica. -¿Estuviste recorriendo los escenarios pampeanos por donde trazó el personaje o te guiaste por documentos y testimonios? -La investigación tuvo de ambas cosas. Estuve varias veces en la zona que podríamos llamar el “teatro de operaciones”, charlando con ranqueles y también con historiadores de las ciudades vinculadas (Jovita, General Levalle, Vicuña Mackenna, Huinca Renancó, Realicó, Santa Rosa, Victorica) y, además, me pasé mucho tiempo revisando materiales bibliográficos que me acercaron a la literatura, a la vida y al pensamiento de Lucio V. Mansilla, que es, con Mariano Rosas, el principal protagonista de la novela.