"Cuando empecé a trabajar en el libro, mis hijas mellizas tenían nueve meses. A mí eso me movilizó mucho, al igual que entrevistar a cada uno de los nietos cuyas historias escribí. Cuando releo ahora tanto tiempo después el libro lloro porque siento que me reencuentro con esas historias. Fue muy fuerte escribirlo".
"Las Abuelas de Plaza de Mayo lanzaron una campaña para que, mientras estemos en casa, sigamos buscando a los nietos para que vuelvan a su casa. Hay gente que quizás tenga más tiempo de leer, reflexionar e indagar sus propios miedos, incluso aquellos que tengan dudas de su identidad".
"Hay distintas trayectorias de Hijos y Nietos de desaparecidos: algunos están muy encima de los juicios, otros entran y salen en ese proceso. No trabajan en la política ni en Abuelas, pero son activos en las marchas del 24 de marzo, en los juicios o en dar sus testimonios".
"Hay muchos casos de transformar el dolor en algo positivo. Hay muchos que no han podido y existen casos de hijo de desaparecidos que se han suicidado o han tenido problemas con las drogas, como en todo porque no es fácil. Pero hay muchos que transformaron ese dolor en algo digerible y muchos son mamás o papás canguros, que están muy encima de sus hijos".