El libro recupera, a partir del formato de conversación, entrevista libre, la vida de Nora Morales de Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo. El autor recorre la vida de Norita hilvanando entre sus recuerdos, resignificando cada una de sus imágenes y palabras. El objetivo del libro parece claro: dejar testimonio a la historia y a las nuevas generaciones acerca de la vida de una de las mujeres imprescindibles de nuestra historia reciente.
El libro inicia con el prólogo del premio nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel, amigo y compañero de lucha de Norita. Le sigue una pequeña introducción que señala las intenciones de su autor, el psicólogo Pablo Melicchio. Luego nos recibe una biografía que nos ubica en tiempo y espacio, en la historia y en el libro.
La obra se desarma en 10 encuentros mezclados con 10 reflexiones del autor que acompañan el relato entre la psicología y la vida. En ella, se revisan con gran calidez detalles, y diversos aspectos de esa trágica historia que se transmite.
En cada encuentro, entre el autor y su entrevistada, se marcan los pasos para dar con esa memoria presente que recupera el momento de quiebre en la vida de Norita. El antes y el después de la desaparición de su hijo mayor, Gustavo Cortiñas el 15 de abril de 1977. Cada encuentro llevado con dulzura, delicadeza y amor, marcan la vida de una ama de casa típica de los años 70 y su transformación en icono de la lucha por las causas justas, por la verdad, la justicia y la vida. Nos traslada a la historia y al presente, nos introducen en el modo Norita de encarar la vida, de transformar la angustia y el dolor en lucha.
Cada encuentro en ese living de alguna casa por Castelar, nos sitúa en los padecimientos y en la desolación de una madre que enfrenta la pérdida de un hijo, Gustavo y la de miles. Que supo incorporar los sueños de su hijo y luchar para cumplirlos. Sobreviviendo a los designios de la vida, en la que los hijos cumplen los sueños que sus padres no pudieron. Nora, Norita toma en sus manos el legado y los sueños inconclusos de Gustavo y los camina, los construye, los empuja incansablemente, llena de vitalidad y amor.
Norita repasa en sus respuestas el rol de las familias ante las desapariciones. Revisa el rol de la junta militar ante los pedidos de información, ante las denuncias y todos los intentos para desactivar el reclamo de las madres y los padres. Recuerda las desapariciones de Azucena Villaflor y las monjas francesas y los intentos de “escarmiento” a los familiares. Nos describe el accionar de la iglesia, el de algunos partidos y el surgimiento de la CONADEP.
Nora presenta su tránsito, sus esperas, sus pasos. Su historia que es la nuestra. Es la historia de nuestro pueblo, de una dictadura sangrienta que como bien dice fue cívico militar eclesiástica y económica. Nora recorre sus días transmitiendo su lucha, buscando verdad y justicia ante los horrores de ayer y de hoy. Incansable, su cotidianidad llena de esperanza y de vida, no hace más que incentivarnos y demostrarnos que debemos esforzarnos más, ser mejores personas, ser una mejor sociedad.
Impresiona la fuerza de esta mujer que nos enseña a cada paso que hay que levantarse y seguir. Que es imprescindible seguir luchando. Que además es posible obtener logros. Impresiona la simpleza de sus palabras, la claridad de sus ideas, la fuerza de sus pasos firmes.
La aguda observación y la minuciosa precisión con la que su autor, Pablo Melicchio, acompaña el tránsito de Norita en el entramado de dolor y desolación para recuperar un testimonio único es riguroso y amable. Nos muestra a una mujer que es pasado y presente. Una mujer que no deja de pensar en su hijo y en Santiago Maldonado, en las mujeres de Japón, en la marea verde, en Sandra y Rubén, en el INTI, en la tarifa de la luz y del gas, en los médicos y enfermeros del Hospital Posadas.
No es un libro mas, no es un libro suelto. Es un libro que nos interpela y nos exige, que nos enseña y nos moviliza. Nora, Norita, la mama de Gustavo y Marcelo, la madre de todos. La mujer incansable que acompaña a los de abajo desparramando esperanza y sabiduría. El lado norita de la vida es el lado de la lucha por la justicia social. “Lo que dejo es lo que hago todos los días – dice de pronto-. No hago nada pensando que dejo una semilla. (…) el testimonio tiene que quedar.”