Hay lugares adonde me invitan a los que, a veces, no me dan muchas ganas de ir. Hay otros a los que pagaría por ir. A los que iría aunque no me hubieran invitado. Ese justamente es el sabor que me dejó el haber sido espectador de la presentación del libro del psicólogo y escritor castelarense, Pablo Melicchio, “EL LADO NORITA DE LA VIDA”, de editorial Marea, realizado el 27 de junio pasado en el Centro Cultural de la Cooperación, en CABA.
A pesar de una prolongada espera para poder ubicarnos en la sala, una vez sentados cada uno en sus respectivas butacas, con la sala totalmente colmada, las sorpresas se sucedieron una tras otra.
Primero la escenografía propuesta, nos invitaba a “adentrarnos” en una charla íntima, de tres amigos: Nora Cortiñas, Adolfo Pérez Esquivel y el propio autor del libro. Los tres estaban sentados alrededor de una mesita, charlando y tomando mates, como si fuera una tertulia, así lo definió Norita. Una tertulia de amigos.
Adolfo hizo una recorrida por las distintas luchas de los Organismos de DDHH, especialmente las luchas de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y destacó la lucha de Nora, a quien le expresó su agradecimiento por la ampliación de los DDHH a reclamos actuales, sociales, laborales y de todo tipo, allí donde hay una injusticia, está presente ella. Dijo que si hubieran llevado la estadística, hoy figurarían en el libro Guiness, porque seguramente tienen el récord de marchas a las que asistieron juntos.
Luego, Pablo Melicchio quiso jugar un poco con que el proyecto de titular el libro podría haber sido “Sesiones con Nora Cortiñas”, refiriéndose a su profesión de psicólogo. Juego al que Nora se prestó con mucho humor e histrionismo, enfatizando que Pablo no es “su” psicólogo, sino que el libro se basa en “conversaciones” entre dos amigos y no en sesiones terapéuticas.
Esta conversación, compartida entre amigos, fue acompañada y musicalizada por Lidia Borda, Daniel Godfrid, Esteban Morgado y Gabo Ferro. Daniel Dibiase leyó un capítulo del libro.
Matias De Brasi ilustró en vivo y se proyectó un video con saludos de Víctor Heredia y Norman Briski.
Al final hubo un brindis y firma de libros.
Gracias a la vida y a los amigos, fui invitado y pude asistir, sino ya le dije, me hubiera “colado”.