Rosenzvaig vuelve sobre la historia. Y esta vez lo hace para introducirse en la cabeza de un taxista –explorador de los fenómenos parapsicológicos, la teoría del anacronismo y la presencia de la santidad unida al marxismo– que vive fanatizado con la figura de Roberto Mario Santucho, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
La novela recrea, a través de los ojos del chofer Julio López, el derrotero de la vida de Santucho y la intensa y oscura Argentina de los años setenta.