En “Cordero de Dios. El caso Candela”, la periodista Candelaria Schamun explora en una crónica sagaz los vericuetos de la desaparición y posterior asesinato de la niña de once años, un trágico suceso anclado en territorio del narcotráfico.
En agosto de 2011 Schamun trabajaba en un diario porteño y vio un anuncio en Facebook de Red Solidaria con la imagen de una niña desaparecida el día anterior: este fue el inicio de una serie de crónicas que la tuvieron en la escena del crimen por más de una semana. Hallado el cuerpo, la autora dejó todo para investigar lo narrado en el libro que publicó Marea.
“Trabajaba en la sección Sociedad y me apropié del caso, estuve allí todos los días, hasta cuando hicieron los rastrillajes en el INTA (un enorme descampado). Cuando encontraron el cuerpo el tema pasó a Policiales pero lo seguí igual”, adelanta a Télam esta joven platense a quien la investigación llevó hasta los confines del partido bonaerense de Hurlingham.
Dividido en cuatro capítulos, más una entrevista final a Carola Labrador -la madre de la niña asesinada- y un epílogo de los familiares, los detenidos e investigadores, “Cordero de Dios” viaja un poco más allá del caso policial en búsqueda de los gustos, sueños, pasiones e intereses de la víctima.
Ese ‘cordero de Dios’, como una vecina murmuró durante el cortejo de Candela, fue el epicentro de una cadena nacional continuada que se extendió por nueve días en medios de comunicación de todo el país.
Candela Sol Rodríguez Labrador, una niña abanderada que esperaba terminar el colegio para convertirse en una súper modelo, fue encontrada asfixiada a pocas cuadras de su casa.
Esa historia atravesada por el narcotráfico, la corrupción y la delincuencia es lo que describe Schamun en el libro que la tiene como observadora en primera persona de un caso no resuelto.
“Me propuse contar quién era Candela; sobre su figura se ejerció una violencia de género sistemática, fue convertida en un objeto. Eso me tocó la fibra y me incitó a contar quién era esa nena y limpiarla de tantas cosas que se dijeron”, explica la autora.
Por eso, el desafío fue “relatar más extensamente todo lo que viví mientras estaba en el lugar y empezar a desarrollar una hipótesis: que podía ser un ajuste de cuentas de narcotraficantes de San Martín”.
El caso cuenta con una denuncia de la Comisión Investigadora del Senado Bonaerense, donde se pide investigar la presunta connivencia entre policías y narcotraficantes.
En los doce meses que llevó la escritura de esta crónica, la periodista buceó por todo aquello que rodeaba a Candela: la casa de Coraceros donde vivía con sus hermanos y su mamá; los vecinos de Villa Korea; sus amigos, conocidos y compañeros; y hasta la familia de su padre Juancho, preso por una causa vinculada a los piratas del asfalto.
Así, con cautela, la autora ganó la confianza del entorno y entrevistó a más de 90 personas, incluidos varios encuentros con Carola, la madre de la niña, a quien mantuvo al tanto de toda su investigación.
Esos días fríos de desesperación mediática, que la tuvieron a Schamun tocando puertas de vecinos en busca de información sobre el caso, fueron la clave para comprender el escenario.
“Nunca imaginé la dimensión del asunto -comentó la periodista-, me daba cuenta que era un barrio súper tranquilo pero que en esos días estaba convulsionado por ese asesinato brutal e incomprensible”.
¿Qué motivó el asesinato de la niña? Aún se esperan respuestas de una investigación donde todas las preguntan giran en torno al narcotráfico y un ajuste de cuentas.