¿Se ha convertido la derecha en una “gran familia global”? ¿Hay conexiones entre los movimientos europeos y estadounidenses y los nuevos grupos “libertarios” de América Latina? La derecha en el mundo, hasta hace pocos años un espacio de trayectorias heterogéneas y culturalmente divergentes, parece ir encontrando de forma repentina cauces comunes.
El sociólogo Ariel Goldstein analiza cómo, mediante una red internacional que incluye think tanks vinculados al Partido Republicano, medios de comunicación, universidades y ONGs, los principales partidos de la ultraderecha europea (Vox, de España; Ley y Justicia, de Polonia; Fidesz, de Hungría; Chega, de Portugal y Hermanos de Italia) se articulan con los representantes de las derechas radicales en América Latina (Bolsonaro, Kast, Uribe, López Aliaga, Fujimori, Milei, entre otros). Esta “familia global” se une en un programa común que retoma la retórica de la Guerra Fría, a partir de la contraposición de supuestas ideas de “libertad” y “democracia” con lo que ellos denominan “comunismo”. Esto deviene en la configuración de un sentido común que favorece el crecimiento de procesos autoritarios y antidemocráticos y de líderes que se presentan como anti statu quo, pero que en el fondo representan los intereses de las clases dominantes.
La crisis social y económica, potenciada por la pandemia, profundizó la desconfianza en las instituciones democráticas, los partidos políticos tradicionales y las elites gobernantes en América Latina. En este contexto surgen candidatos outsiders que promueven ideas disruptivas, reivindican abiertamente el autoritarismo y pregonan un individualismo feroz, un “todos contra todos” casi apocalíptico. A partir de una investigación exhaustiva, que incluye entrevistas a líderes y referentes de estos espacios, Goldstein analiza la situación en los distintos países de América Latina, con especial énfasis en Argentina, Chile, Perú, Colombia, Brasil y México. ¿Quiénes son estos personajes y cómo logran disfrazar sus discursos conservadores de ideas antisistema y transgresoras que generan identificación entre los jóvenes? ¿Qué papel juega el partido de ultraderecha Vox, y su reivindicación del pasado imperial de España, en el fomento de estas ideas en nuestro continente?
La reconquista autoritaria es un libro imprescindible para comprender el avance de las derechas radicales y reflexionar sobre las acciones posibles para frenar la amenaza que representan para la democracia en la región.
A continuación, un fragmento a modo de adelanto:
El encuentro entre Vox y el bolsonarismo
Brasil tuvo, a principios del siglo xx, el partido nazi más grande de América Latina, influenciado por las colectividades alemanas que habitaban el sur del país. En el contexto de la Segunda Guerra, tuvo gran peso la Acción Integralista Brasileña (AIB), liderada por el escritor y periodista Plinio de Salgado. El integralismo tenía sus bases en la clase media alta, la clase media baja y entre los sectores populares. La estructura jerárquica y la lealtad incondicional al líder configuraban un caso específico de fascismo fuera de Europa, de acuerdo a los rasgos de crisis política y cultural de Brasil en la posguerra. La Acción Integralista Brasileña ha sido analizada como el caso más desarrollado del fascismo en América Latina.
Estas raíces autoritarias tuvieron lugar en un contexto común con el período del Estado Novo, durante la primera presidencia de Getúlio Vargas (1937-1945), modelo basado en la dictadura de António de Oliveira Salazar en Portugal, donde fueron duramente perseguidos y torturados los comunistas. Otro período de autoritarismo anticomunista es aquel donde se formó Jair Bolsonaro, la dictadura militar desarrollada entre 1964 y 1985. Los llamados “catarinas”, un cuerpo de militares de origen alemán de un estado del sur de Brasil, Santa Catarina, lideraban la represión a los simpatizantes del cambio social. La dictadura atacó la música y la libertad representada por el movimiento de los tropicalistas de Caetano Veloso y Gilberto Gil. La innovación artística representada por los artistas era vista como una provocación por la Academia Militar de las Agujas Negras (AMAN), que es donde se formaron Jair Bolsonaro y sus más estrechos colaboradores.
Estos legados autoritarios del pasado fueron activados durante su gobierno. El lema de “Dios, Patria y Familia” promovido por Bolsonaro se encuentra ligado al movimiento integralista, como hemos señalado, uno de los mayores movimientos fascistas fuera de Europa.
Durante la pandemia, fue evidente que el genocidio era una estrategia deliberada para matar “débiles” y hacer a Brasil “grande de nuevo”. Bolsonaro había hecho declaraciones sobre la necesidad de la muerte de más personas, revelando su afición por la muerte. Mientras, el Ministro de Economía, Paulo Guedes, prometía una “inmunización de rebaño” en cuatro meses.
La afición de Bolsonaro por la muerte ha estado presente en muchos de sus discursos, incluido aquel, en 2016, donde solicitó el impeachment “por la memoria de Brilhante Ustra, el terror de Dilma Rousseff”, quien había sido el torturador de la ex presidenta durante la dictadura. Ese discurso puede ser considerado un punto emblemático en una derecha que a partir de entonces se quitó la máscara y pasó a reivindicar abiertamente el autoritarismo, génesis del bolsonarismo.
En el Brasil bolsonarista, ante la falta de apoyo popular por la pandemia, y la pérdida de apoyo de los empresarios y las clases medias por el temor a un golpe, se ha planteado el peligro de que Bolsonaro se radicalice o sus bases lo superen en un “Bolsonarismo sin Bolsonaro”. Camioneros, policías, militares, pueden pasar de la crítica al Tribunal Superior Electoral al golpe. Existe aún un 12% que lo apoya de forma fanática y antidemocrática.5 El asesor comunicacional e intelectual de las derechas alternativas, Steve Bannon, ha señalado que:
Jair Bolsonaro se enfrentará al izquierdista más peligroso del mundo, Lula, un criminal y comunista apoyado por todos los medios de comunicación aquí en Estados Unidos… Esta elección es la segunda más importante del mundo y la más importante de todos los tiempos en Sudamérica. Bolsonaro ganará, a menos que [sea] robado.
Conforme se acercan las elecciones, Bolsonaro incrementa su retórica militarista con el fin de preservar el poder y entorpecer el pleito electoral. Recurrió a los militares para sostenerse al mando en el Poder Ejecutivo, profiriendo amenazas contra sus rivales en la elección. Esto va en la línea de lo realizado por Trump en Estados Unidos en su derrota frente a Biden, que llevó a los trágicos eventos del 6 de enero y la toma del Capitolio por grupos religiosos de extrema derecha incentivados bajo la acusación de “fraude”.
La campaña bolsonarista fue orquestada para demonizar a quienes apoyan a Lula como aquellos que “no tienen Dios” y defienden el aborto. El eje central de la campaña fue organizado en torno a los pastores conservadores de la Iglesia Renacer en Cristo en el principal evento evangélico del país, la Marcha para Jesús. La primera dama, Michelle Bolsonaro, señaló en una cuidada performance que el presidente era un “elegido de Dios”:
Cuando vi a mi esposo destrozado en el techo del hospital, dije, Señor, tú tienes el control de todas las cosas […] fue a precio de sangre estar aquí, Dios ama a esta nación, esta nación es bendecida [. . .] La nación fue rescatada, hoy estamos orgullosos de decir que somos brasileños, una tierra santa, una tierra elegida por Dios.
El nombramiento de André Mendonça en el Supremo Tribunal Federal, el primer evangélico en ocupar un puesto de tamaña influencia, obtuvo la exaltación religiosa de la primera dama Michelle Bolsonaro, quien señaló entonces, “Gloria a Dios” y “Aleluia” para celebrar esta designación. Esto reafirma el componente religioso como un núcleo central para la sustentabilidad política del bolsonarismo.
Lula busca encabezar con un giro centrista una concertación nacional. Los empresarios y clases medias están considerando apoyar a Lula frente a Bolsonaro, teniendo en cuenta que este último aparece ya como impredecible. Un manifiesto de apoyo a la democracia de la Universidad de San Pablo contó con el apoyo de Roberto Setubal, Candido Bracher y Pedro Moreira Salles, directivos del poderoso Banco Itaú. Este hecho muestra el rechazo de sectores ilustrados del establishment a la figura de Bolsonaro, algo que no parecía tan evidente en 2018. Incluso también se ha visto el alejamiento de la importante Federación de Industrias de San Pablo (FIESP) y algunos sectores del agronegocio.
El distanciamiento de los militares del Gobierno también puede representar otro signo de viabilidad de la candidatura de Lula. La convergencia con su antiguo adversario del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en las elecciones presidenciales de 2006, el ex gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, parece ir en ese sentido.
Un tiempo atrás, Fernando Henrique Cardoso había señalado que:
O nos esforzamos por reducir esa desigualdad o puede haber ricos en Brasil, hay una clase media numerosa y acomodada, pero las desigualdades sociales y el sentimiento de injusticia seguirán perturbando el sentimiento de quienes no quieren todo para sí y creen que será bueno si es mejor para muchos, para la mayoría, tanto como sea posible. […] Que la elite mire a su alrededor y tome conciencia de que, con tanta desigualdad, la prosperidad nacional desaparece en los suburbios y en el campo.
Aquí aparece una convergencia programática con el PT sobre la base de una reducción de las desigualdades como condición para pacificar la sociedad y “desterrar” al bolsonarismo como encarnación del legado autoritario brasileño. La situación de pobreza y marginalidad ha avanzado a tal punto donde uno de cada tres brasileños dice no tener comida suficiente para alimentar a su familia.
Parece ir esbozándose una alianza donde convergen el ala moderada del PSDB, PSOL y PT para 2022. Promoviendo una fórmula capaz de presentar un frente común contra el autoritarismo y la desigualdad, que cuenta también con el beneplácito del ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
Durante su visita a Brasil, en diciembre de 2021, el líder de Vox, Santiago Abascal, señaló que había venido a aprender cómo se hace la virada desde la izquierda a la derecha, que había sucedido en este país. Abascal señaló allí la necesidad de “aprender de Brasil, un pueblo libre que no se rinde, un movimiento político que ha sabido plantar cara en Brasil al socialismo, a Lula, a Rousseff, al comunismo, a la tiranía de los oligarcas mundialistas”.
Tertsch viajó junto con Abascal para participar del evento “Brasil Profundo”, para defender, en sus palabras, “ese gran bastión de la libertad que es el gobierno de Jair Bolsonaro. Admirable en su lucha contra narcocomunistas y contra el liberticida y corrupto fundador del Foro San Pablo, Lula, aliado de Maduro, Ortega y Díaz-Canel”. Lo hizo junto con figuras importantes del bolsonarismo, como el pastor Magno Malta y pudo compartir un panel junto al hijo del presidente, el diputado y ex presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Eduardo Bolsonaro. Este encuentro, realizado en Mato Grosso, núcleo del bolsonarismo, fue organizado por el Instituto Conservador- Liberal.
En este estado, donde tiene mucha fuerza la actividad agropecuaria, Bolsonaro había obtenido el 60% de los votos en la primera vuelta de 2018, frente al candidato opositor del PT, Fernando Haddad. “En Mato Grosso somos todos Bolsonaro” señalaban sus seguidores en aquella campaña,“Aquí la gente apoya a este Gobierno. No queremos nunca más a la izquierda en el poder, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para asegurarnos de que eso nunca vuelva a suceder” afirmaba en 2019 un sindicalista rural de la zona. Otro propietario rural decía que 99% de los 620 propietarios rurales de su sindicato habían apoyado a Bolsonaro en 2018. También, las medidas de libre portación de armas en las propiedades rurales anunciadas por el Gobierno fueron recibidas allí con gran apoyo.
Durante el encuentro de 2021, agricultores del campo portadores de armas se presentaban como “personas de bien” y “ciudadanos de bien y que aman a su familia”. De ese modo, hacían énfasis en el tema de la “familia tradicional”, uno de los núcleos ideológicos del bolsonarismo, pero también de las derechas alternativas a nivel internacional.
El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, se encuentra al frente de las relaciones internacionales del Gobierno con la derecha radical. Steve Bannon lo había nombrado jefe de The Movement para América Latina en su momento, aunque esta iniciativa luego no prosperó. Eduardo, firmante de la Carta de Madrid, ha viajado a la Hungría de Viktor Orbán, de quien dice tomar su modelo.
A su vez, promueve una ley para prohibir el “comunismo”. El presidente Bolsonaro señaló que “Es nuestro deseo que otras organizaciones que promueven ideologías que defienden el antisemitismo, la división de personas en razas o clases y que también diezmaron millones de inocentes en todo el mundo, como el comunismo, sean alcanzadas y combatidas por nuestras leyes”.19 Este tipo de iniciativas pueden ser usadas para criminalizar a la izquierda y sus iniciativas, en línea con lo sugerido en España por Vox y Abascal.
El Instituto Conservador-Liberal, animado por la figura de Eduardo Bolsonaro, fue uno de los organizadores de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Brasil en 2021. Este think tank fue lanzado en diciembre de 2020 en defensa de la “familia, fe y libertad”. Para Ernesto Araújo, este instituto “es liberal, porque propone una economía de mercado, de corte capitalista, y porque tiene entre sus metas defender las libertades. Pero también es conservador, porque propicia los valores de la familia, la religión y de la patria”.
Eduardo, colocando como ejemplos The Heritage Foundation o la Fundación Jaime Guzmán de Chile, señaló que su idea con el instituto era conformar un clima de discusión de ideas afín al conservadurismo al estilo de la cpac de Estados Unidos, ya que en su país el “problema fue que elegimos un presidente conservador sin una infraestructura conservadora”. La infraestructura conservadora que busca Eduardo Bolsonaro es la creación de nuevas instituciones culturales y políticas de derecha que puedan influir. Según Alejandro Chafuen, quien ha estado en la cpac cinco veces:
En CPAC, hay eventos paralelos, pero hay una reunión más relevante de los conservadores. Es un show, como la Sociedad Rural de Argentina. Sirve para ver cómo piensa ese tipo de gente, para no vivir en la burbuja de Washington y Nueva York. Muchos de los que aparecen en el programa pagan para hablar. Están las estrellas, y están los que pagan para estar. Pagan por un stand, como en la Rural. Brinda un pantallazo de la derecha política de Estados Unidos.
Jason Miller, director en la red social de derecha defensora de Trump GETTR, fue detenido e interrogado durante tres horas en el aeropuerto de Brasilia. Miller había estado participando en la versión local de la cpac. En la conferencia “Brasil Profundo” de 2021, GETTR era una de las publicidades en la conferencia. Camila Magalhães, una de las autoridades de esta empresa en Brasil, está vinculada en forma directa con Eduardo Bolsonaro. Por otra parte, Eduardo Bittar, venezolano antichavista radical del movimiento Rumbo Libertad, cercano a la familia Bolsonaro y al uribismo, fue designado como director de GETTR en español.
En una situación donde Bolsonaro aparece con la camiseta de la selección de fútbol de España junto a Santiago Abascal, Tertsch señaló que “los brasileños no se dejarán engañar por la peste corrupta de Lula y el narcocomunismo del Foro San Pablo”. Frente a un editorial del periódico El País que presenta a Lula como “el socialdemócrata latinoamericano”, dice Tertsch que “hay que tener muy poca vergüenza para querer presentar como civilizado socialdemócrata de los de antes a este delincuente probado y protector de los peores asesinos y redes narcocomunistas y narcoterroristas de América”. También, al aparecer Lula como tapa de la revista Time, lo que materializaba sus aspiraciones presidenciales para competir con Bolsonaro, Tertsch declaró “¡Qué asco da esa progresía yanqui que se abraza a los narcocomunistas con toda su mafia del Foro San Pablo que este corrupto y cínico Lula fundó con Fidel Castro y dirige con lo peor de América! Con los servicios secretos cubanos, los cárteles y el peor elenco criminal venezolano”. Esta es una nueva expresión de las teorías conspirativas capaces de identificar una asociación entre la izquierda y la prensa dominante de Estados Unidos.
Durante el encuentro, Hermann Tertsch señaló que “en el parlamento europeo yo soy el único que defiende a Bolsonaro”. “Tenemos que trabajar como una gran alianza en defensa de la civilización occidental” señaló Tertsch mirando a Eduardo Bolsonaro, quien le dijo “Reconozco el liderazgo de ustedes, y que más Hermans, Abascales y Vox sean creados por todo el mundo”.
El propio Abascal declaró en aquella ocasión que:
España y Brasil tienen un pasado y un presente en común. No han podido con nuestros países ni los movimientos separatistas ni las oligarquías globalistas. Formamos parte de una comunidad de 700 millones de hablantes de dos lenguas hermanas, una comunidad que nunca ha mirado el color de la piel y que ahora ha de convertirse en polo decisivo para el mundo que viene.
También evidenció su ambicioso proyecto al reivindicar:
El consenso de los hombres sencillos que día a día levantan sus casas y sus familias. El consenso de las madres que trabajan de sol a sol para cuidar a sus hijos. El consenso de aquellos que creen en la cultura del trabajo y el esfuerzo. El consenso de los abuelos que quieren seguridad y orden en las calles y en sus hogares. El consenso, en definitiva, del nuevo Brasil que alborea, de la nueva España del mañana, de la Iberosfera del porvenir: libre de comunismo, viva, orgullosa, en pie.
Tanto los comentarios de Tertsch, Abascal y Eduardo Bolsonaro planteaban un futuro de coincidencias entre Brasil y España sobre la base de los pilares de la derecha radical. En esta ocasión, como en tantas otras, Abascal hizo eje en un discurso tradicionalista, del legado, la herencia y la familia, donde indica la necesidad de ser “orgulloso de la historia”. Es decir, abdicar de la reflexividad crítica en nombre de mitos y tradiciones forjados para justificar los autoritarismos y garantizar el dominio de los poderosos. El pasado idílico al cual se remontan refiere en el caso español al franquismo y la época de la colonización de América, en el bolsonarismo se trata de la dictadura, y en el gobierno polaco se presenta una visión anticomunista que niega la complicidad de este pueblo con el Holocausto.
Con respecto a la izquierda, Abascal señaló que “juntos debemos desenmascararlos y mandar sus recetas podridas al basurero de la historia, del cual nunca deberían haber salido”. Reivindicó a los gobiernos de Brasil, Hungría y Polonia como “gobernantes que defienden su soberanía y sus fronteras”. Llamo a reestablecer “los supremos valores de la tradición, la autoridad, la jerarquía y la comunidad, que han sido demonizados desde hace mucho tiempo por el progresismo”.
El propio Abascal definió luego a Bolsonaro como “el líder que ha luchado de manera más frontal y eficaz contra el comunismo y la extrema izquierda en toda la Iberosfera”.
Sobre la firma de la Carta de Madrid, Eduardo Bolsonaro ha señalado que “es una demostración de fuerza, porque la izquierda está muy bien organizada a nivel mundial, y nosotros necesitamos hacer lo mismo. Mirando la situación política en España, veo que pasan las mismas cosas que pasan en Brasil […] Por todos lados, hay personas que tienen el mismo pensamiento que nosotros”.
Con respecto a Hungría, Eduardo Bolsonaro ya había señalado en 2019 que “es un país soberano que no está gobernado por ONG internacionales, promueve el liberalismo económico y mantener sus tradiciones. Hungría, que se liberó del comunismo, y los países de Visegrado (Polonia, República Checa y Eslovaquia) serán sin duda fuertes aliados de Brasil”.