Esta es la historia de una revista que quedó en el inconsciente colectivo de los argentinos. Fueron veintiún años ininterrumpidos de una publicación que enfrentó la clausura, desafió censores, sobrevivió a la dictadura, realizó junto a sus lectores la transición a la democracia y siguió ejerciendo su periodismo crítico y zumbón durante los gobiernos de Alfonsín y de Menem. También es la historia de sus antecesoras Satiricón, Chaupinela y Perdón.
Fue el semillero de centenares de ilustradores, chistosos, caricaturistas, probos y aprendices del plumín y el periodismo, muchos ya consagrados, que nunca más trabajaron todos juntos en una misma redacción. Y fue el reino de su creador, director, dibujante estrella y patrón, Andrés Cascioli.
El periodista Diego Igal, luego de años de investigar, recorrer hemerotecas y entrevistar a sus hacedores, proveedores, distribuidores y acreedores, recrea esos años de creatividad y éxito, pero también su declive y cierre.
Diego Igal nació el 14 de marzo de 1971 en la ciudad de Buenos Aires. Estudió periodismo en el Taller Escuela Agencia (TEA) y desde 1993 practicó el oficio, entre otras empresas, en las agencias de noticias Télam e Infosic, los diarios Perfil, La Razón y Tiempo Argentino, las revistas trespuntos, Information Technology, Contraeditorial, Caras y Caretas y Playboy y los sitios de Internet Terra y Diario sobre Diarios.